Cuanto peor, mejor para algunos

Todos sabemos que el independentismo está pasando por una grave crisis y que la popularidad ha bajado en picado. Seguramente nos llegan a decir en 2017 que hoy estaríamos así y nadie nos lo hubiésemos creído. Cabe recordar que llegamos al punto en el que con el simple hecho de decir que eras catalán ya te relacionaban automáticamente con el proceso independentista y si decías que no lo eras automáticamente te calificaban de botifler o facha.

Es una evidencia que desde que el gobierno progresista empezó a gobernar en España hará cuatro años con políticas útiles como es una mesa de diálogo, indultar a los líderes independentistas encarcelados por el intento de DUI o eliminar el delito de sedición y reformar el de malversación, que ha cambiado y ayudado mucho a bajar la fuerza del independentismo. Tampoco hay que negar una evidencia, y es que hay mucha gente que no se siente española. Y es legítimo. Estamos en un estado de derecho y en una democracia dónde podemos sentir y pensar lo que queramos siempre que no quebrantemos la ley, que es la línea roja que se saltó el Gobierno de Carles Puigdemont juntamente con la presidenta del Parlament, Carme Forcadell. Pero al menos por ahora, ya no te sientes señalado por no ser independentista en Catalunya e incluso han hecho autocrítica algunos líderes del procés.

Lo que observo es que cuanto menos procés hay, más semejanzas tiene la derecha de este país con algunos partidos independentistas. ¿Quizás porque unos se necesitan a los otros? Cada vez que ha ganado y gobernado el Partido Popular, el independentismo ha subido… ¿Qué pasaría si volviera a ganar el PP en las próximas elecciones generales? ¿Y si además de ganar pactaran con VOX? Estoy seguro de que la ecuación sería la misma de siempre, pero con un peligro añadido, y es el tener de “excusa” la extrema derecha, que podría incrementar aún más las bases que ya tenían en 2017. Es decir, un completo retroceso en Cataluña y enconsecuencia, en el Estado Español.

Los progresistas de este país no queremos que pase esto. Empezando por el simple hecho de tener un gobierno de derechas o extrema derecha, es decir del Partido Popular con VOX, que significaría un retroceso en todos los derechos y libertades conquistados en esta última legislatura como es la ley de eutanasia, la ley de pensiones, la ley trans, la subida del SMI, las políticas feministas del gobierno actual presidido por Pedro Sánchez y sí, también las políticas territoriales, en especial las legisladas para devolver la convivencia a Catalunya alejándonos de la marea del procés.

¿Puede haber algún independentista radical que prefiera que gane en España el bloque conservador antes que el bloque progresista pensando en su propio beneficio? Pensándolo fríamente, el famoso “cuanto peor, mejor” beneficiaría de forma resumida a los extremos. Tanto al independentismo extremista como a la extrema derecha de este país. Ciertamente no hay una derecha moderada actualmente en España, el independentismo en cambio parece que vuelve a tener un partido que a priori está dispuesto a sentarse y hablar cada vez más, la Esquerra Republicana del señor Gabriel Rufián o Pere Aragonés. Creo firmemente que, en este caso en concreto, pese no sentirse españoles y trabajar (en teoría) por la independencia de Cataluña, no desean en ningún caso que la derecha vuelva a las riendas de las instituciones del estado. Y en general, más allá de nuestro voto, los que queremos convivencia en Catalunya somos mayoría. Por eso Ciudadanos apenas tiene representación, Esquerra Republicana tiene más votos que JxCat o el PSC ganó en escaños y votos las pasadas elecciones en Catalunya.

Pero como progresista y catalán, me preocupa mucho que las derechas de este país lleguen al poder este año, por muchos motivos, pero pensando en mi tierra, en especial por el sistema lingüístico (un problema que es prácticamente inexistente pero que siempre quieren que lo sea para su beneficio electoral) y también por lo que podría suponer que de nuevo se fracturara la sociedad catalana volviendo a los lazos amarillos, las promesas de repúblicas imposibles o el victimismo con eslóganes tales como “España nos roba”, “España es un país fascista”, entre otras.

Ya que el bloque de la extrema derecha supone un peligro para la convivencia de este país, si eres catalán y no quieres despertar al monstruo del procés en Cataluña ni al monstruo de la extrema derecha en el conjunto del estado, si no queremos volver a 2017 por un lado y a 1936 por el otro, valora lo que nos jugamos y juzga tú mismo quienes pueden evitar que esto ocurra.

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