Con el paso del tiempo van apareciendo y acumulándose denuncias y revelaciones sobre cómo la sociedad CSSB Limited, en su día dirigida por Joan Oliver, el exdirector general del Barça preferido por Joan Laporta y luego propietario del Reus a través de CSSB, estuvo dedicada a captar inversores que finalmente la han acabado demandando por estafa. La pregunta que planea sobre uno de los episodios más negros del deporte catalán, la dramática y salvaje desaparición del Reus, es si todo aquel montaje no fue, de principio a fin, una calculada operación para embaucar al prójimo. A los conflictos judiciales que han provocado las prácticas oscuras y sospechosas de CSSB y de Joan Oliver -necesitadas de la imprescindible participación de Joan Laporta, Rafael Yuste y Xavier Sala-i-Martin, según se pudo certificar como consecuencia de un acuerdo extrajudicial reciente alcanzado para evitar un juicio por estafa contra el actual presidente del FC Barcelona-, se añade ahora otro que tiene como protagonista, afectado y presunta víctima al tenista catalán Albert Ramos.
Diferentes medios han difundido, citando como fuente a los abogados del tenista de Mataró, que prepara la inminente presentación de una querella por estafa basada sobre todo en que, cuando se le ofreció invertir (100.000 dólares) en CSSB Limited, a cambio de un 6% de beneficios asegurados, se le hizo llegar un documento en el que se aseguraba que Joan Laporta, Rafael Yuste y Xavier Sala-i-Martin, hoy ya más conocidos como la banda del Reus junto a Joan Oliver, participaban y avalaban no sólo el éxito de la inversión sino la garantía de cobro de unos suculentos intereses.
Que se sepa, con Albert Ramos ya serían cuatro los damnificados conocidos que fueron víctima de esa operativa. Precisamente una querella por estafa de otros tres inversores atraídos por el mismo procedimiento desveló por primera vez que Joan Laporta estaba metido como el que más, cuando un documento firmado por él mismo como socio de CSSB Limited apareció entre las diligencias. Aunque Laporta siempre había negado su implicación y responsabilidad en el asalto al Reus, aumentan las evidencias de su complicidad, pues buena parte del dinero que recibía CSSB de esos inversores incautos iba a parar a dos sociedades, la citada CSSB y Core Store, controlada por Laporta y sus antiguos compañeros de viaje en su primer mandato como presidente del Barça.
El abogado Cristobal Martell, ahora puesto al mando de la defensa del club en el caso Negreira con una minuta escandalosa y generosa, fue quien arregló la primera querella conocida por estafa contra Laporta para forzar un acuerdo mediante la devolución parcial de las cantidades reclamadas. «A mi cliente se le hizo creer desde el momento inicial de que detrás había una estructura societaria sólida con personas de renombre que aseguraban la operación», han afirmado los abogados del Albert Ramos.
Las informaciones del caso apuntan que otros personajes, empresarios y conocidos del círculo de Laporta no han podido acudir a los tribunales porque sus inversiones se realizaron sin la documentación legalmente necesaria.
Uno de ellos seria Toni Cruz, exmiembro de La Trinca, nombrado súbitamente director de Barça TV hace unos meses. Alguien que conoce perfectamente ese entorno laportista como es el periodista Salvador Sostres acaba de relatar en las páginas de ABC algunas de las actividades del actual presidente del Barça entre un mandato y otro bajo el título Denuncias por estafa con Laporta como socio y gancho. «Un caso parecido al de Albert Ramos es el del excantante de la Trinca y productor televisivo Toni Cruz, que invirtió la misma cantidad de dinero que el tenista e igualmente nunca le fue devuelto. Su caso se arregló pagando el Barça, ya que Laporta lo contrató como asesor del presidente para Barça Studios, el nombre rimbombante con que se rebautizó a Barça TV», ha escrito Sostres.
El artículo sostiene que Laporta dejó el Barça en 2010 sin dinero ni trabajo, dedicándose a ofrecerse como conseguidor de negocios imposibles que prometía sobre la base de sus contactos e influencia, pues tras dejar la presidencia fue diputado del Parlamento de Cataluña y luego regidor del Ayuntamiento de Barcelona. «En esta línea de actuaciones -explica-, nunca se llegó a conocer la cantidad exacta de dinero que le fue cobrando al dueño de KKH, José María Farrés, el promotor que quiso traer a Four Seasons a Barcelona, mientras le hizo creer que iba a conseguir saltarse la moratoria hotelera impuesta por Ada Colau para que pudiera construir el famoso hotel en su edificio del Paseo de Gracia, 111. Farrés y Four Seasons no han tenido más remedio que acabar construyendo apartamentos de lujo porque lógicamente la prometida influencia de Laporta para saltarse la moratoria no sirvió de absolutamente nada», ha publicado también Sostres.
Para los socios del Barça y la prensa catalana, mayoritariamente laportista, este tipo de actuaciones no ha influido para nada en su voluntad de dar apoyo y de acompañar con una fe ciega a Laporta en un segundo mandato. Laporta dejó el Barça en 2010 con una deuda neta superior a los ingresos, sin un euro en la caja, sin pagar las nóminas y con unas pérdidas, en su última temporada, de 80 millones, dejando en más de 47 millones las pérdidas de su mandato. Luego, junto a Joan Oliver y sus inseparables Rafel Yuste y Xavier Sala Martin participaron activamente en la quiebra y desaparición del Reus con la determinante aportación profesional de Bryan Bachner, hoy director de las oficinas internacionales del Barça en Hong Kong y Nueva York, el actual jefe del área jurídica del club, Pere Lluís Mellado, y quien oficiosamente lidera el Espai Barça bajo del cargo de jefe de compras, Joan Sentelles.
El parangón con la decadente y prácticamente irreversible situación crítica de la economía y de las finanzas del FC Barcelona bajo el control de Laporta y de sus inseparables compañeros de viaje no solamente resulta inevitable. También parece aterrador e inquietante.
