Glory Days

Salvando las distancias, que nunca son pocas, los conciertos de Bruce Springsteen en Barcelona, y su séquito formado por los Obama, los Spielberg y los Hanks – y en paralelo y por libre, Susan Sarandon, haciendo y colgando fotos de Barcelona en su cuenta de Twitter-, han inyectado un chute de autoestima a Barcelona, cuya ola expansiva ha contagiado a Catalunya, como durante las olimpiadas del 92. Inmersos en la grisura de unas municipales sin boss, nos ha venido muy bien sentirnos mirados, esta vez sí, por el mundo, aunque sólo fuera unos instantes. Todo empezó el viernes de la semana pasada, con las proclamas de amor del viejo rockero, y el momento Glory Days, cuando se añadieron al espectáculo tres coristas de lujo: la mujer de Bruce, Patti Scialfa, flanqueada por Michelle Obama -que buena presidenta sería…- y Kate Capshaw -actriz y esposa de Steven Spielberg-. Dos días después, un intenso Tom Hanks, acompañado por su mujer, la también actriz Rita Wilson, en medio del público, cantaba apasionadamente el Because the Night.

Otro de los momentos álgidos de las visitas, comidas al margen, fue al día siguiente del primer concierto, cuando los Obama y los Spielberg visitaron Montserrat, la montaña mágica de Catalunya. La reverencia del expresidente Barack Obama al abad Manel Gasch habla de respeto, un concepto en desuso, desgraciadamente. Y después veneraron a la Moreneta. Mientras la comitiva paseaba por la zona, un grupo de excursionistas les cantaron, improvisadamente, El Virolai, un himno dedicado a la Virgen de Montserrat que, con el paso del tiempo, se ha convertido en un símbolo espiritual y patriótico de los catalanes.

Cerramos el círculo. Escribía el martes en La Vanguardia Sergi Pàmies, que el otro día, en la Via Augusta, el expresidente de la Generalitat y exalcalde de Barcelona, Pasqual Maragall, salía a pasear acompañado por dos cuidadoras, y que mientras lo hacía los transeúntes que pasaban por su lado podían escuchar cómo canturreaba El Virolai, lo mismo que los excursionistas le cantaron a Obama, que en su estribillo dice: “Rosa de abril, Morena de la sierra, de Montserrat estrella: iluminad la catalana tierra, guíenos hacia el Cielo”. Paradójicamente, el Alzheimer, la enfermedad que padece Maragall, no destruye la música; el área cerebral que aloja los recuerdos musicales se ve menos perjudicada por la enfermedad, lo que le permite a Maragall recordar y cantar El Virolai. Igual también, si le gustaba, conserva alguna canción de Bruce…

Maragall me recuerda a Obama en elegancia y saber estar. La Barcelona de Maragall en general y la olímpica de forma especial, fueron días de gloria. Como canta Bruce en Glory Days: “Los días de gloria, pasarán delante de ti, los días de gloria, en lo que dura un guiño en el ojo de una chica. Días de gloria, días de gloria”.

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