La perdiz está mareada

Como según el presidente de la Generalitat el principal problema de Cataluña es la sequía, va y propone lo que llama Acuerdo de Claridad y convoca un consejo de académicos para dar con los ingredientes de la receta de un referéndum. No es exactamente así, pero lo parece.

Al principio de la revolución de las sonrisas bastantes nos mantuvimos callados por prudencia malentendida. Pero otra vez, no. Y es por eso que hago las siguientes reflexiones.

Cuenta que las cinco preguntas que plantea al consejo van dirigidas a encontrar soluciones al conflicto político. En ninguna parte se habla de independencia, ni de derecho de autodeterminación. Pero ya nos entendemos. Después de doce años nos hemos convertido en especialistas en eufemismos y manipulación del lenguaje.

– ¿Pero de qué conflicto político hablamos?: Se llama así, sin más, dando por supuesto que se refiere a lo que los promotores del asunto identifican como conflicto entre Cataluña y España, o el Estado como llaman a España. Se trata de un conflicto creado por los líderes de la cosa impulsados por su megalomanía. Pero sabemos que el conflicto no está entre Catalunya y España. El conflicto está entre una parte de los partidos políticos catalanes, una parte de la población catalana que defiende el derecho a la secesión de España, y los representantes del Estado español. Yo, particularmente, no tengo ningún conflicto con mi familia de Albacete o de La Rioja, ni ellos conmigo. En cualquier caso el hecho de vivir y vivir en comunidad significa conflicto. Lo que hace falta es desarrollar habilidades de escucha, empatía, negociación y pacto.

Sin embargo, puestos a identificar conflictos hay otro conflicto que se niega y que por tanto no se quiere afrontar. Es el surgido en el seno de la sociedad catalana derivado del procés. Se podrá decir que por eso se impulsa el acuerdo de claridad, que es una oportunidad. Pues no.

La propuesta de acuerdo de claridad impulsada por el presidente de la Generalitat parte del siguiente marco mental. Existe un conflicto de Cataluña con el Estado provocado por el Estado y se da por aceptado universalmente el derecho colectivo a decidir, a decidir sobre la secesión de Cataluña de España, por decirlo con claridad. ¿O qué, si no? Así todos buscaremos una solución que ofreceremos al Estado español. Si no lo acepta, será la prueba definitiva de que España no es un país democráticamente homologable. Por tanto, el destinatario del acuerdo de claridad no es la ciudadanía catalana dividida políticamente por el procés. El destinatario es el Estado.

– La cuestión de la legitimidad de la propuesta: La propuesta la formula el presidente de la Generalitat de Cataluña, no el representante de Esquerra Republicana de Catalunya. No parece oportuno que la presente el presidente de la Generalitat. Como presidente representa a toda la población catalana y al Estado, no a un partido político. Debería mantener una posición institucional pero no. Por otra parte, hace poco, Pere Aragonès dijo que aquellos que no estén de acuerdo en votar por la libertad de este país, que planteen una propuesta. Considera que Cataluña no es una sociedad libre. De nuevo conceptos manipulados. ¿Quién no está por la libertad, quién no está por el derecho a decidir, así en genérico?

El actual presidente de la Generalitat, tiene adherencias que condicionan su propuesta. Pone en marcha la iniciativa en período electoral, sabe que el Parlament ya rechazó la propuesta, no considera que Catalunya sea un colectivo libre y él, personalmente, prefiere la independencia de Catalunya y así lo ha transmitido a los miembros del Consejo Académico que es nombrado.

Según las últimas encuestas del CEO -Centro de Estudios de Opinión- dadas a conocer este mes de abril, el 50% de la población catalana rechaza la independencia, el 43% está a favor y un 7% están indecisos. Teniendo en cuenta estos datos y una correlación de fuerzas en el Parlament resultado de una ley electoral totalmente desfasada e injusta, ¿es necesario envolverse con el denominado acuerdo de claridad?.

Por todo esto y dado que tenemos un conflicto interno mi propuesta es que, adaptando las preguntas, el procedimiento de claridad se plantee en relación con la propia ciudadanía y sociedad catalana. Aclarémonos primero desde dentro.

De lo contrario la perdiz seguirá mareada, mientras la sequía hídrica es ya una realidad tangible sin afrontar.

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