Los agricultores de la Cataluña Central están «desesperados» por las pérdidas de más del 80% en la cosecha de cereal. De hecho, hay muchos que no pondrán en marcha las segadoras porque no les sale a cuenta. «Los seguros no podrán hacer frente a este desastre», lamenta Santi Caudevilla, responsable de cereales y herbáceos del sindicato Unió de Pagesos (UP).
Por otro lado, la falta de forraje por la sequía también afecta al ganado, puesto que es su fuente de alimento. Algunos rebaños están desapareciendo y otras se encuentran al límite. Es el caso de Josep Serra, que hace más de 40 años que tiene un rebaño de 350 ovejas en la comarca del Bages. Si la sequía continúa, no tendrá donde hacerlas pacer ni como alimentarlas porque el forraje no solo será caro, sino que costará de encontrar.
La situación de extrema sequía también hace que no haya cosecha de forraje y esto quiere decir que no habrá suficiente alimento para mantener los rebaños. De hecho, los agricultores temen que habrá desabastecimiento y alertan de las consecuencias «graves» que esto puede comportar, con la desaparición de manadas enteras.
Ante esta situación, Unió de Pagesos lamenta que el poco forraje que queda se exporta en el extranjero, donde están dispuestos a pagar precios «todavía más desorbitados». Y esto hace encarecer más el precio de aquí. Por todo ello, el sindicato reclama medidas para que este forraje «se quede en el país y sirva para cubrir la emergencia actual».
En cuanto a las restricciones de agua, los agricultores lamentan que haya sido el primer sector en recibir las consecuencias. En este sentido, el responsable de cereales y herbáceos de Unió de Pagesos, Santi Caudevilla, denuncia que se está dando prioridad al sector del turismo: «Estamos apostando por un turismo, que tiene estacionalidad y poca calificación de la gente, con sueldos muy bajos, y estamos dejando de valorar un sector como el primario, que es muy reconocido a nivel internacional y da trabajo todo el año».
Caudevilla subraya la importancia del campesinado en la gestión del territorio. «Después nos quejaremos que hay incendios», subraya. Además, añade, está en juego la calidad de la alimentación. «Se importará comida porque aquí no habrá, pero la calidad no tendrá nada a ver», asegura.
«He estado toda una vida para tener este rebaño. No lo puedo sacrificar»
En Manresa hay uno de las pocos rebaños de ovejas que todavía quedan en la comarca del Bages. Es la de Josep Serra, que se ha dedicado desde que era muy pequeño. Las lleva a pacer cada día y su trabajo es «clave» para la gestión del sotobosque de la zona. Con la sequía, se encuentra que no tiene campos ni bosque para pacer porque los animales no encuentran alimento y asegura que, sin forraje, la situación es «muy grave».
Ante esto, no sabe por donde pasa la solución. No contempla sacrificar el rebaño porque, por un lado, no le pagarían el precio que vale, pero sobre todo porque se ha dedicado toda una vida. «Para hacer este rebaño me he echado muchos años, irlo haciendo, irlo mejorando. Me he dejado toda la vida y tenerlo que abandonar es muy jodido. Es como una familia, té los aprecios», subraya. Según Serra, cada vez hay menos rebaños y «no habrá carne buena». «La gente va marchando y, si quieres comer cordero bueno, no habrá. Te meterán gato por liebre», lamenta.

