El deseo según Annie Ernaux

Mi primer gesto al despertarme era cogerle el sexo, empinado por el sueño, y quedarme así, como aferrada a una rama. “Mientras siga asida a esto, me decía, no estaré perdida en el mundo”. Así comienza Annie Ernaux ‘La ocupación’, una historia de pasión, pero sobre todo de celos, que vio la luz en 2002 y que no ha sido traducida hasta ahora, cuando su autora ha ganado el premio Nobel.

A lo largo de algo más de 80 páginas, Ernaux describe el estado de ánimo que se apodera de ella cuando un amante al que ha rechazado decide comenzar una vida en común con otra mujer y cómo los celos y la obsesión comienzan a invadir cada momento de su existencia.

Lo más extraordinario de los celos es que se puebla una ciudad, el mundo, con un ser al que no se conoce de nada, reflexiona en un momento de un relato en el que describe sin tapujos cómo pasa los días intentando compulsivamente saber cosas de la otra: la calle dónde vive, como se viste, imaginando ocupar su lugar. La imagen y la existencia de la otra mujer se convirtió en una obsesión, como si hubiera penetrado dentro de mí. Esa es la ocupación que describo aquí, dice Annie Ernaux en su rol de autora/protagonista de esta historia en la que los celos no parecen motivados por el amor sino por algo mucho más primario: el deseo.

‘La ocupación’ es hija de ‘Pura pasión’, otro de los libros de Ernaux, publicado en 1991, en el que describe, también de forma autobiográfica, el deseo incontrolable que se apodera de ella cuando conoce a un diplomático de un país del Este. Desde septiembre del año pasado no he hecho más que esperar a un hombre, dice al comenzar este libro en el que relata como cada acto de su existencia sólo cobró sentido si tenía alguna relación con sus encuentros sexuales. Gestos como escoger la ropa y el maquillaje, o cambiar las sábanas, se convirtieron en cruciales. Es la misma historia que Annie Ernaux retoma en ‘Perderse’, otro de sus libros que ha sido traducido ahora al español con veinte años de retraso y que aparece también como novedad editorial este Sant Jordi 2023.

‘Perderse’ es el diario íntimo en el que Ernaux describe con más detalle su historia con este diplomático del Este al que ella llama simplemente S, y que, como en ‘La ocupación’, es, por sobre todo, un relato sobre la obsesión. No pude dormir, ni despegarme de su cuerpo que, una vez que se fue, seguía aún ahí, en mí. Todo mi drama reside en eso, en mi incapacidad de olvidar al otro, de ser autónoma, soy porosa a las frases, a los gestos de los demás, e incluso mi cuerpo absorbe el otro cuerpo, reconoce al intentar describir su desesperación.

Los tres libros, escritos en distintos momentos vitales pero unidos por un hilo, se adentran en aspectos de las relaciones que las redes sociales han ayudado ahora a exacerbar, como la necesidad de espiar lo que hace tu pareja (o ex pareja) de forma compulsiva. La escritora Gabriela Wiener decía hace unos años que las redes pueden ser el lugar para encontrar el amor pero también para destruirlo porque facilita las herramientas para canalizar las obsesiones, interpretando likes, fotos y gestos (o dándoles un nuevo significado), que es también lo que hace Annie Ernaux en estos libros donde describe hasta que punto la necesidad de saber puede llevarse al límite y convertirte en un monstruo.

Son tres libros escritos con precisión, donde no sobre ni falta una sola palabra, que se adentran en el sentido de la escritura que para Ernaux está por sobre todo lo demás. Escribir ha sido una manera de salvar lo que ha dejado de ser mi realidad, dice Ernaux en ‘La ocupación’ cuando es capaz de observarse desde fuera, de independizarse del deseo y la sumisión. He querido escribir como si tuviera que morir y ya no hubiera jueces, añade en otro párrafo dando un sentido terapéutico a este gesto de abrir su intimidad en canal, una idea a la que vuelve en ‘Pura pasión’: Puedo escribir ahora, más o menos como cuando, a los dieciséis años, me exponía al sol abrasador durante un día entero, o como cuando a los veinte años hacía el amor sin anticonceptivos: sin pensar en las consecuencias. Y concluye más tarde: A menudo me daba la impresión de vivir aquella pasión de la misma manera que habría escrito un libro: sintiendo la misma necesidad de resolver con éxito todas las escenas, y el mismo afán de cuidar todos los detalles. Y se me ocurría que me daría igual morir tras llegar al fin de esta pasión, como podía morirme tras haber acabado de escribir esto dentro de unos meses.

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