La unidad del independentismo en el ‘CatalanGate’ salta por los aires por culpa de la trama rusa del ‘procés’

Que Aragonés se desmarcara de Puigdemont por sus contactos con emisarios del Kremlin agrieta aún más las deterioradas relaciones de ERC con JxCat y el Consell de la República

El president de la Generalitat, Pere Aragonès, en la seva intervenció a Madrid en la reunió amb la comissió PEGA del Parlament europeu

La visita a Madrid de una misión del comité del Parlamento europeo que investiga el uso de Pegasus y otros programas de espionaje de teléfonos y dispositivos digitales, conocido como comité PEGA, ha puesto al descubierto y agrandado la grieta que separa a los independentistas que supuestamente fueron víctimas del denominado caso CatalanGate. Esta grieta existe entre las presuntas víctimas vinculadas a ERC y las que lo están a JxCat o el Consell de la República. El estallido público de estas divergencias se produjo, el martes día 21, cuando el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, se desmarcó del expresidente Carles Puigdemont cuando el eurodiputado Juan Ignacio Zoido vinculó a este último con la trama rusa del proceso. Inmediatamente le llovió un aluvión de críticas e insultos en las redes sociales y después también en medios de comunicación alineados con el independentismo más intransigente.

Zoido, miembro del comité PEGA, dijo que Puigdemont “se reunió con emisarios de Putin para explorar su apoyo a la independencia” y Aragonés respondió que “yo no tengo contactos con Rusia y usted hablaba de otros líderes políticos de Cataluña, y de los CDRs, son cuestiones de contexto, pero en relación a mí, ¿qué evidencias hay que justifiquen que sea espiado por el CNI?”.

El jefe de la Oficina de Carles Puigdemont como ex presidente de la Generalitat, Josep Lluís Alay, difundió, poco después, en Twitter, un vídeo de 28 segundos en el que enlazaba las intervenciones de Zoido y Artagonès y añadió el comentario «Se agradece la defensa». Carme García, responsable de Coordinación de las Delegaciones del Consell de la República, hizo el siguiente comentario “Lo he visto este medio día y he sentido mucha vergüenza y pena”.

La portavoz del grupo de JxCat en el Congreso de los Diputados, Miriam Nogueras, a última hora de la noche del martes, subió un mensaje a Twitter sugiriendo a Aragonés “y mira que era fácil contestar que quienes cerraron acuerdos con Rusia fueron los socialistas (a quien ellos, ERC, ahora dan estabilidad). Acuerdo Lavrov-Josep Borrell 2018. Gogglead”. Unos días después, Nogueras concedió una entrevista al portal digital Vilaweb en la que dijo que “la imagen del presidente de Catalunya doblegado ante Zoido es indigna. Lo primero que debe hacer un presidente de Catalunya en todas partes es defender las instituciones catalanas, y el presidente Puigdemont es una institución. Esta imagen es indigna”.

El secretario general de JxCat, Jordi Turull, se lamentó de las declaraciones de Aragonès en una entrevista en Catalunya Ràdio: “Nos ha dolido mucho que, habiendo escuchado al ex-ministro Zoido vertiendo mentiras para atacar al presidente Puigdemont, por parte del presidente de la Generalitat no hubiera una defensa o incluso un ataque contra él por las mentiras que decía”. La presidenta del partido, Laura Borràs, envió una carta a Aragonés en la que, sin aludir en ningún momento a la trama rusa del procés, calificaba como «indigna» su respuesta a Zoido.

El mensaje de Alay se acercaba a las 700.000 visitas un par de días después y entre los cerca de 250 comentarios que generó se encontraba el del mediático Ramon Cotarelo –“Yo no he sido, señorita”- y muchos insultos a Aragonés procedentes de militantes y dirigentes de JxCat y del consejo que preside Puigdemont.

Las reuniones de Puigdemont y otros dirigentes de su partido con emisarios del Kremlin son una de las razones que justificarían el espionaje que denuncian haber sufrido. Por eso, Citizen Lab, el colectivo canadiense que publicó el CatalanGate en abril del pasado año, oculta la relación de alguna de las personas presuntamente espiadas según su informe, con la trama rusa del procés. Hace un año, el portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, ya se desmarcó de las relaciones de Puigdemont, Alay y otros dirigentes de JxCat y el Consell de la República con emisarios rusos que les prometían el apoyo, incluso militar, a la independencia a cambio de que el gobierno catalán reconociera la soberanía del Kremlin en Crimea y convirtiera a Cataluña en un paraíso de las criptomonedas. Rufián dijo que “son señoritos que se paseaban por Europa reuniéndose con la gente equivocada porque así durante un rato se creían que eran James Bond. No nos representan. Y me estoy conteniendo, porque es de una terrible frivolidad. (…) Nunca ha representado nuestra línea de política internacional reunirnos con sátrapas. Raül Romeva pudo hacerlo y nunca lo hizo». Aquel incendio entre ERC y el entorno de Puigdemont se fue apagando. Ahora se ha reavivado con más fuerza que nunca. La unidad de acción independentista lleva tiempo agrietada. Ahora también se ha deshecho en la campaña de propaganda orquestada bajo el nombre de CatalanGate.

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