«Israel aplica un régimen de apartheid con los palestinos»

Entrevista a Txus Blanco

Licenciado en Psicología por la UOC. Trabaja en la Asociación Internacional de Solidaridad y Cooperación (SUDS). También forma parte de la “Coalició prou Complicitat amb Israel”. Colaboró con ACSUR Las Segovias. Publica “Un siglo de resistencia palestina” (Editorial Icaria)

¿Desde que prisma se aborda la cuestión palestina en el libro?

El libro tiene tres partes: diáspora, activismo e iniciativas de apoyo a Palestina, desde el 5 de febrero de 2021 hasta agosto de 2022. En la primera, intento explicar un poco lo que ha sido la historia de la creación de la comunidad palestina en Cataluña, desde sus inicios, cuando llegaron los primeros palestinos que vinieron a estudiar, sobre todo medicina, y algunos también farmacia. Empezaron a agruparse en torno a la Organización de Estudiantes Palestinos (OEP), de carácter internacional, y buscaron relacionarse con grupos políticos, que entonces eran clandestinos. La segunda parte es una memoria histórica de todo lo que fue el activismo político de apoyo a Palestina, desde el concierto de 1988, que marcó un antes y un después, hasta prácticamente las últimas campañas que hemos llevado a cabo. La tercera parte es más personal. Relata los acontecimientos que se dan desde el 5 de febrero de 2021, cuando la Corte Penal Internacional considera que Palestina, como parte del Estatuto de Roma, puede ser objeto de causa y, en consecuencia, si se juzga a determinados funcionarios de Israel por crímenes de guerra.

¿Cuándo llegaron aquellos primeros palestinos a Cataluña, y cómo fueron recibidos por las autoridades de entonces?

Bastantes de los que vienen lo hacen con visados emitidos por la embajada española en Jordania. Allí, España era percibida como un país próximo, atractivo. Algunos hablan inglés, pero muy pocos castellano o catalán. Se reúnen ente ellos, realizan actividades, conviven. La policía no los identifica como gente, digamos, peligrosa. En la OEP elegían a sus representantes, lo cual, paradójicamente, despertaba cierta envida entre los estudiantes, porque ellos no podían hacerlo. Organizaban actos en los que hablaban de Palestina, por ejemplo, en la Universidad. 

¿Qué fue de aquellas personas, volvieron a Palestina, se afincaron aquí, emigraron a terceros países…?

Una parte importante, entre los cuales está Salah Hamal, se quedaron aquí, algunos de ellos ejerciendo como médicos. A raíz de disensiones en la OEP, y siguiendo el ejemplo de lo que se estaba haciendo en otros países, acaban organizándose en torno a lo denominan Comunidad Palestina, plataforma que, además de cuestiones políticas, aborda asuntos culturales, como el aprendizaje del árabe. En 1984, se crea la Comunidad Palestina de Cataluña, que es un poco la suma de las personas, las familias palestinas. En general, se trata de profesionales, muy integrados. En 1948, cuando se crea el Estado de Israel, hay gente que se traslada a lo que se denomina “Palestina del 48”, otros se refugian dónde pueden, o se van a Jordania. Los que deciden venir a España a estudiar, generalmente disponen de recursos para hacerlo. Hoy en día, es diferente. Vienen palestinos, a veces, con una doble condición de refugiados, porque lo fueron en Líbano, Siria…, de donde tuvieron que huir.

¿Más allá de la comunidad palestina en Cataluña, personas y entidades fueron movilizándose desde aquí en solidaridad con Palestina?

A partir de 2002, convergen una serie de circunstancias, que están explicadas en el libro, que llevan a un grupo de gente jóvenes a Palestina. Allí establecen contacto con organizaciones de otros países, y deciden crear una en Cataluña, inicialmente con la idea de promover estancias en Palestina. Así nace la Xarxa d’Enllaç amb Palestina, que es una de las organizaciones precursoras de acciones como “Aturem la guerra”, que adquirió bastante visibilidad con la invasión de Irak y acabó siendo el catalizador del movimiento de solidaridad con Palestina, que ha girado en buena medida, en torno a la iniciativa palestina de 2005. Ese año, 171 organizaciones palestinas, sindicales, feministas, de derechos humanos…, basándose en la lucha que se había librado en Sudáfrica con el apartheid, hicieron un llamamiento global a que los Estados, las personas, las instituciones y entidades boicotearan al Estado de Israel hasta que cumpliera con tres demandas básicas: el fin de la ocupación militar, la eliminación del muro; que todos los palestinos, vivan donde vivan, tengan los mismos derechos; y que se respete el derecho de los palestinos al retorno, según las resoluciones de las Naciones Unidas. Iniciativa a la que se han sumado muchas personas en todo el mundo, incluidas personas de identidad judía. 

¿Cuáles son, en concreto, las actividades que el movimiento de solidaridad con Palestina lleva a cabo desde Cataluña?

Nuestro movimiento, de marcado perfil femenino, y que se considera forma parte de la lucha global contra el racismo, actúa sobre todo en el ámbito político. Tratamos de sensibilizar a nuestras instituciones, a las empresas, a los ciudadanos sobre la violación de los derechos humanos en Palestina. Ahora, después de varios años solicitándolo, hemos logrado que el ayuntamiento de Barcelona deshaga el acuerdo de hermanamiento y cooperación que tenía con la ciudad de Tel Aviv. En esta campaña hemos participado 112 organizaciones de toda naturaleza, y hemos recibido apoyos internacionales muy importantes. Algo así ocurrió con Sudáfrica. A la gente le costó entender que estaba pasando allí, pero acabó instituyéndose un estado de opinión y un gran movimiento que acabó con el régimen. Siempre se apela a la diplomacia para solucionar el conflicto pero, después de 75 años de ocupación militar, construcción de asentamientos, expoliando recursos…, llega un momento en que la diplomacia deja de tener efecto. También cuatro partidos políticos catalanes, con representación en el Parlamento de Cataluña, votaron el año pasado una resolución en la cual se denunciaba que el Estado e Israel aplica un estado de apartheid con los palestinos. La situación de finales de los 80, en la que se hablaba de paz y de poder llegar a acuerdo entre Israel y Palestina, ha cambiado drásticamente, a peor. Esta denuncia del apartheid también la están llevando a cabo organizaciones internacionales, como Amnistía Internacional, Human Rights Watch…

¿El acuerdo de hermanamiento de Barcelona con Tel Aviv y Gaza llegó a tener algún efecto palpable o solo fue de carácter formal?

El acuerdo, que se firmó en 1998, con el alcalde Joan Clos, en el marco de los acuerdos de Oslo, realmente ha servido de muy poco. Desde entonces, la limpieza étnica y la creación de asentamientos no ha hecho más que incrementarse. Pensamos en la posibilidad de dar una oportunidad a este hermanamiento, para contribuir a mejorar las cosas, pero, finalmente, optamos por que lo mejor era romperlo para así dar así ejemplo y poner de manifiesto que sí se pueden hacer cosas significativas para que Israel cambie su política. A lo largo de los 25 años de duración del acuerdo, no solamente no se ha hecho nada positivo entre las tres ciudades, sino que, en repetidas ocasiones, Israel ha bombardeado Gaza, incluyendo el parque construido por el Ayuntamiento de Barcelona, en 2008.

En cualquier caso, a escala internacional existe un amplio consenso de apoyo al pueblo palestino, incluidas las propias naciones Unidas…

Si, desde muchísimas instituciones, poderes públicos y entidades de todo tipo abundan las declaraciones en favor del pueblo palestino, pero es ms raro que esas declaraciones se conviertan en acciones políticas claras de denuncia o en actos de ruptura con el Estado de Israel. Está habiendo muchas voces que dicen que el Ayuntamiento de Tel Aviv es progresista. Puede serlo, pero tal cosa sobre todo atañe a cuestiones de política interna y, desde luego, a lo largo de los años, ha estado más bien alineado con los gobiernos del Estado en la cuestión palestina. El Ayuntamiento de Tel Aviv es una institución cómplice del apartheid. Quizás aquí cabe llamar la atención sobre la oposición de una parte de la ciudadanía israelí a las políticas del Gobierno. No es muy grande, en comparación con la mayoría de la población que se encuentra instalada en el actual estatus quo, pero existe y está muy activa. También grupos de personas judías de Francia, EE.UU., Alemania…, están movilizándose en esta dirección. Lograr que se respeten los derechos humanos en Palestina es una contribución muy importante a que se haga en todo el mundo.

(Visited 140 times, 1 visits today)
Facebook
Twitter
WhatsApp

avui destaquem

Deja un comentario