Gary Lineker, exjugador del Barça de finales de los 80 y probablemente el futbolista más mediático, popular e influyente de Inglaterra, ha luchado una batalla realmente dura contra la BBC y el gobierno británico por su propia libertad de opinión. Como ciudadano, el exdelantero realizó una dura crítica a las políticas migratorias del gobierno, comparándolas con las de la Alemania nazi, motivo por el que fue apartado como presentador del programa de mayor audiencia futbolística de la BBC, que resume la jornada.
La reacción popular y mediática en contra de la decisión de la BBC y la solidaridad exhibida por el resto de sus compañeros, que se negaron a participar en el programa, desencadenaron tal crisis que la televisión pública hubo de rectificar y readmitirlo.
El Barça de Joan Laporta, sin embargo, no ha dedicado el menor comentario, alusión o muestra de apoyo a un personaje que no sólo forma parte de la historia del club, sino que el pasado mes de octubre recibió el Premio Internacional de Periodismo Manuel Vázquez Montalbán de periodismo deportivo, promovido por el propio club azulgrana y el Colegio de Periodistas de Cataluña.
Se lo había reconocido un jurado integrado por Mònica Terribas, Ramon Besa, Sergi Pàmies, Jordi Basté, Jaume Pujol-Galcerán, Ernest Folch, Borja de Riquer, Santiago Segurola y Josep Maria Solé i Sabaté por su “capacidad comunicativa, así como por su mirada irónica y crítica del fútbol».
Ni ellos mismos ni el club azulgrana han reaccionado a este episodio que ha tenido en vilo a la prensa inglesa toda la semana pasada, evidenciando una preocupante falta de sensibilidad y de verdadero compromiso con esos valores que la junta de Laporta dice representar. Es verdad, sin embargo, que en ese universo Laporta de hoy la intolerancia a la crítica, el control ideológico de la prensa y la represión periodística están a la orden del día. Normal que se le haya hecho el vacío a Lineker.
