Todos los sábados, un grupo de expertos en origami, profesores y chicos y chicas de Ucrania se conectan a través de una página de facebook para compartir un rato doblando piezas de papel en las formas más diversas y originales. No falta la paloma de la paz, claro. Han bautizado esta iniciativa como “Origami contra la guerra en Ucrania” y detrás de ella está una de las personas que más domina este arte de doblar papeles o servilletas para darles una vida especial a base de imaginación y destreza: Joan Sallas.
Lo entrevisté y me animó a participar en uno de los encuentros con los chicos y chicas ucranianos. Lo hice y me encontré este sábado aprendiendo a hacer un delfín siguiendo las instrucciones de una niña ucraniana. Estaba seria pero concentrada en sus explicaciones.
El próximo fin de semana, Sallas organiza en la ciudad alemana de Freiburg las décimoquintas jornadas de didáctica del plegado. Tenía que asistir a ellas una de las profesoras que intervino en la sesión de este sábado, pero un misil ruso destruyó tres pisos de su escuela en Ukrainsk, en la parte no ocupada de la provincia de Donetsk, al este del país y ha decidido quedarse con sus alumnos y participar on line en el taller.
Plegar papeles mantiene ocupados y entretenidos a los chicos y chicas que participan en esta actividad. La guerra continúa a su alrededor y amenaza sus vidas pero la papiroflexia se la quita de la cabeza durante un buen rato. Entre semana los miembros del grupo se mantienen comunicados a través de un chat en el canal de Telegram. Comparten ideas, nuevas creaciones, confidencias e ilusiones.
Sallas y su grupo también combaten la guerra. No lo hacen con armamento. Sus armas son unos papeles de colores que por la magia de la papiroflexia se convierten en flores, gatos, delfines o palomas de la paz. La paz a la que deberían tener derecho todos los niños y niñas del mundo.
