Como en el episodio que narra el libro bíblico del Éxodo, Cataluña está siendo diezmada, de un tiempo a esta parte, por una serie de catástrofes que nos tendrían que hacer repensar el modelo de país y de sociedad que hemos comprado y que hipoteca nuestro futuro. Las denomino las diez plagas de Cataluña, en libre transposición de las diez plagas con las cuales Yahvé, por intermediación de Moisés, castigó la negativa del faraón de Egipto a liberar a sus súbditos judíos.
Estas diez plagas que nos han caído encima alteran sustancialmente nuestro ecosistema natural, económico y político y ponen en cuestión nuestra manera de ser y de vivir:
1. La plaga de los conejos, de los jabalíes y de los corzos, que invaden y destrozan los cultivos y los bosques, para desesperación de la gente que vive de la agricultura.
2. La plaga de la sequía, que cada vez es más intensa y severa, amenazando con restricciones el abastecimiento de agua a las industrias, a las ciudades y a los pueblos y poniendo en peligro la temporada turística de verano. Además, la sequía es el detonante de los grandes incendios forestales que, desgraciadamente, bien conocemos.
3. La plaga de las granjas de cerdos, que han contaminado con nitratos el 54% de los acuíferos subterráneos. En Cataluña hay más cerdos que personas y esto ha degenerado en una situación medioambiental insostenible.
4. La plaga de las drogas, que ha convertido el país en el gran productor y exportador de marihuana clandestina de Europa y ha atraído a peligrosas mafias que se dedican a este negocio criminal.
5. La plaga del despoblamiento, que castiga especialmente a las comarcas de montaña. Por ejemplo, en el Alto Pirineo y el Arán, que ocupan el 19% del territorio, solo vive el 1% de la población de Cataluña.
6. La plaga de Barcelona, que la pésima gestión de la alcaldesa Ada Colau ha convertido en una ciudad degradada y desgraciada, con disparates urbanísticos como la agresión al Pla Cerdà.
7. La plaga de la especulación urbanística, que continúa destrozando lugares de alto valor paisajístico, en especial en la Costa Brava y en Lleida.
8. La plaga del independentismo, que ha provocado una lamentable fractura social y la pérdida del liderazgo económico y empresarial de Cataluña, en beneficio de Madrid.
9. La plaga de la corrupción, con casos tan sonados como los de la familia del expresidente Pujol, el del Palau de la Música, el del 3% o el de la expresidenta del Parlamento, Laura Borràs.
10. La plaga del Barça, que, con el estallido del escándalo de los pagos al exárbitro José María Enríquez Negreira, se ha convertido en la vergüenza del fútbol mundial.
Hay otro episodio de la Biblia que también nos toca muy de cerca y que explica la desdicha que sufre Cataluña. Es el del gigante Sansón que, hecho prisionero por los filisteos y atado a una columna del templo, usó su gran fuerza para derrocar el edificio. Él murió, pero también todos los que estaban dentro murieron.
Mutatis mutandis es el que nos ha pasado con la figura de Jordi Pujol. Él se consideraba el gigante de la Cataluña moderna y pensaba que entraría con letras de oro en el panteón de los catalanes ilustres. Lo tenía todo previsto y preparado para devenir un personaje histórico.
Pero sus debilidades con la corrupción, el descontrol de su familia y la confesión que tenía dinero escondido en Andorra han destrozado su biografía, llena de claroscuros. Con su gran fuerza, Jordi Pujol –prisionero de él mismo- ha provocado el derrumbamiento del templo de Cataluña. Jordi Pujol ha muerto (metafóricamente), pero, con su angustiosa desesperación, también ha provocado la muerte (metafórica) de todos los que vivimos en Cataluña.
Por supuesto, deseo que Jordi Pujol viva muchos años. Pero nunca debemos olvidar que la década ominosa que hemos sufrido con el proceso independentista empezó cuando su hijo Oriol, predestinado a ser el heredero de la dinastía pujolista en el gobierno de Cataluña, fue pillado en 2012 en el chanchullo de las ITV y tuvo que dimitir de todos los cargos. De aquí viene todo.
¿Qué hemos hecho los catalanes para merecer todos estos castigos bíblicos? Reflexionemos antes de emitir nuestro próximo voto en las urnas.
