Laporta y la guerra de Salvador Sostres agitan el entorno del presidente

El periodista, antes militante de su núcleo duro, desnuda cruelmente la figura de Laporta en base a sus excesos, malos hábitos contra la salud y el riesgo de que lo acaben 'cazando' por corrupto

Joan Laporta, con su fichaje estrella, Robert Lewandowski

La polémica radiografía que el periodista Salvador Sostres ha proyectado en su blog sobre la figura de Joan Laporta, en parte por su comportamiento en el palco del Bernabéu la semana pasada -y, más profundamente, basándose en sus excesos, malos hábitos personales, su autoritarismo como presidente y sobre las temibles consecuencias para él y para el club de una conducta autodestructiva-, agitaron este domingo hasta los cimientos de su entorno provocando una tormenta inusualmente agria en las redes. Los medios tradicionales, en cambio, guardaron un sepulcral y tenso silencio, pues nadie se atrevió a reproducir ni parcial ni ampliamente el artículo titulado «Jan al Bernabéu» donde quien asegura ser -o haber sido- un buen amigo del presidente desnuda cruelmente la decepcionante y patética figura en la que, desde su punto de vista, se ha acabado convirtiendo. Sólo recogieron, de fuentes próximas a la presidencia, la intención de Joan Laporta de presentar una querella por uno o varios artículos firmados por Sostres susceptibles de contener injurias y calumnias.

Para comprender la relación entre ambos, que fue de amor en el pasado, según confiesa y enfatiza el propio periodista, hay que retrotraerse a los tiempos en los que Vicent Sanchis dirigía Barça TV por encargo personal de Joan Laporta. Con el propio director como presentador del canal institucional, ambos insultaban y vejaban a periodistas, medios y socios del Barça, especialmente a Sandro Rosell, con motivo de las elecciones de 2010. El propio Vicent Sanchis, que luego fue recompensado por sus servicios al laportismo con el cargo de director de TV3, lideraba verdaderas carnicerías desde la tele del club, donde llegó a realizarse un debate entre candidatos sin uno de ellos: casualmente, Rosell.

No sólo en Barça TV, donde se le permitió la ofensa y la humillación verbal, Salvador Sostres se ha ganado un cartel de personaje polémico por sus artículos descarnados y por intervenciones televisivas reprochables, como cuando en Telemadrid habló de sus preferencias sexuales delante de niños con comentarios del tipo «Lo bueno son las de 17 años, con el primer rasurado. Las jóvenes de 17 y 18 años aún no huelen a ácido úrico». Aptitudes procaces y reprochables que a Joan Laporta siempre le habían seducido y atraído de Sostres, y base de la sólida amistad forjada a lo largo de estos años en los que, a escondidas de la opinión pública, han compartido parecidas sensibilidades, experiencias y divertimentos de cualquier clase.

Sostres ha formado parte de ese núcleo duro que ha acompañado a Laporta en su regreso a la presidencia y ha conocido de primera mano los secretos más íntimos e insondables del día a día de su gestión, de todos esos detalles que ahora le han apartado de su entorno, como relata en ese artículo en el que empieza por relatar su encuentro en el palco del Bernabéu del jueves pasado en el partido de Copa. «Estaba gordo, muy gordo, pero sobre todo hinchado, hinchado como se hinchan los hombres que encadenan un exceso con el otro y que cuando se quedan sin fuerzas deben recreárselas (…) De sus constantes visitas a los lavabos se dio cuenta todo el mundo, y de los ruidos que hacía y de cómo compensaba poniéndose colirio. Joan Laporta es una buena persona con demasiadas urgencias y demasiado cínicas (…) De hecho, es tan buena persona que no sabe gestionar sin angustia los enormes disparates que está haciendo en esta su segunda etapa de presidente, y si no le pone remedio, sólo le esperan o bien una muerte súbita, por un ictus o por un infarto; o poco más a largo plazo, un horizonte penal francamente complicado».

A continuación se refiere a la actitud y reacción de su círculo personal: «Era humillante cómo hablaban de ti el jueves, algunos de sus acompañantes, mientras ibas y volvías del baño a hacer ruidos y a ponerte gotas en los ojos para compensar lo que tú ya sabes que compensabas. Si los hubieras oído cómo yo los oí, entenderías en qué agujero estás y con qué gentuza (…) Estás a tiempo – le pide- de dejar los excesos, de desintoxicarte, de llevar una vida más aseada. Tienes que hacerlo por ti, por tus hijos, y por las personas que de verdad te quieren, que desde luego no son las que te ríen las gracias por no perder el favor del presidente (…) En cuanto al Barça, no pienses que los fichajes realizados a través de amigos o familiares no dejan rastro. Conozco a dos periodistas que están investigando dónde fueron a parar los 10 millones de comisión por fichaje de Lewandowski. Todo el mundo sabe sumar, Jan: y 9+1 efectivamente hacen 10. Pero lo que sobre todo tienes que hacer es rectificar el escándalo de los turcos, porque si no rectificas te lo encontrarán, y cuando te digo «te lo encontrarán» quiero decir que te lo encontrarán todo, y te lo encontrarán con mala leche, y será mucho mayor el precio que acabarás pagando que el que esperabas ganar«.

Las reflexiones de Salvador Sostres sobre la depreciación y agotamiento de Laporta como presidente, un deterioro en el que el periodista considera también clave el efecto nocivo de malos hábitos contra su salud, vienen a ser el epílogo ade una serie de artículos anteriores en el diario ABC, donde colabora habitualmente, en el que venía avisando de la metamorfosis de Laporta, personaje a quien antes decía admirar y a quien ahora ha vapuleado públicamente. Las alusiones directas a un presunto consumo de sustancias adictivas y al juego sucio en la gestión, especialmente de fichajes y del Espai Barça, no son precisamente retóricas.

En cambio, lo han sido, al menos hasta ahora, todas las intimidaciones provenientes desde la presidencia azulgrana de querellarse contra los enemigos del club. Contra Bartomeu, por ejemplo, Laporta vino anunciando las querellas y las medidas legales desde un año antes de llegar al palco y ya han pasado dos más sin que se hayan dado los indicios criminales suficientes, por no decir ninguno. Tampoco llegaron a nada, al contrario, las serias intimidaciones contra el Atlético de Madrid por no pagar en plazo los 40 millones de un traspaso, el de Griezmann, que se acabó cerrando por menos de 20 millones, por no hablar de las bravatas presidenciales contra la prensa de Madrid por sus acusaciones en base al caso Negreira, que también se han quedado en mera palabrería. Habrá que ver si, como ya repiten los periódicos, se acabará presentando una querella contra Salvador Sostres.

Como no podía ser de otro modo, los palmeros del régimen han salido a defender a su presidente. Es el caso de Lluís Carrasco, incorregible en su supina ignorancia del medio barcelonista. «Conozco bien al presidente y ni fuma… ¿Qué comete errores? Muchos, pero ama al Barça, es insobornable y quienes quieren controlar el club desde fuera saben que con él no podrán. Estas campañas vomitivas cohesionan al barcelonismo. Os vais a joder…», ha escrito en su Twitter, ajeno a las posibles consecuencias de este arrebato tan laportista y desesperado, pues si a Salvador Sostres le da por dedicarle unas líneas, desde luego que va a necesitar un buen equipo de primeros auxilios mediáticos.

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