El segundo KO en Europa inflige un agujero de 26 millones a Laporta

El área comercial no es capaz de cerrar el patrocinio de la manga, sigue el desequilibrio presupuestario agudo y el caso Negreira sitúa al borde del 'bono basura' la deuda del Espai Barça

Joan Laporta

Mientras se tensa y complica el cierre de una financiación cada vez más imposible y complicada del Espai Barça, la actualidad comercial del club sigue viviendo el calvario de no cumplir las expectativas de un presupuesto de ingresos que, con suerte y malvendiendo la imagen y el escudo, no podrá alcanzar en ningún caso los 332 millones de euros calculados sobre la base de operaciones y negocios que tenían que generar 87 millones más de ingresos que la temporada anterior. En ese apartado comercial, fueron 245 millones el ejercicio 2021-22 y 332 millones los calculados para el actual, en un avance que se está demostrando excesivamente optimista. La referencia el mejor año prepandemia se sitúa en los 325 millones de botín en 2018-19.

Fuentes próximas y especializadas confirman que, efectivamente, además del golpe bajo que ha significado las dos eliminaciones en Europa, tan bien digeridas por la junta y por la afición de forma absolutamente incomprensible, de unos 26 millones por debajo del presupuesto, las acciones de patrocinio y comerciales se han debido reorientar hacia la caza menor en el ámbito regional, aceptando propuestas de entre 300.000 euros y dos millones como los alcanzados con el canal de televisión Afizzionados, la marca de cromos Daka, el club de viajes por suscripción Travel+Leisure GO y la marca de alimentación sin gluten ZENB.

Parte del botín, igualmente, se lo llevan las agencias de intermediación con las que tanto le gusta trabajar a Joan Laporta debido a que la estructura propia, ineficiente y demostradamente torpe, no es capaz de desplegar operaciones por sí misma sin necesidad de llenar de comisiones a terceros en detrimento de los ingresos y de una estrategia que, opinan los expertos, lo único que provoca es la pérdida de valor de la marca. Por muchos rumores e informaciones que sugieren la inminente firma con un patrocinador para la manga libre de la camiseta del primer equipo, por la que se pretende obtener entre 15 y 20 millones, las únicas ofertas, procedentes del universo de las criptomonedas, han sido desechadas por el riesgo y volatilidad del mercado mientras que no ha aparecido ninguna otra alternativa seria ni dispuesta a pagar precios de Champions por un equipo que ha perdido sus credenciales internacionales después de cuatro eliminaciones en apenas quince meses.

Al margen de que apenas se ha notado la entrada en escena de Spotify con relación al año anterior -el último de Rakuten cerrado a mitad de precio a causa del vacío provocado por el voto de censura y la inacción de la junta entrante de Laporta-, las expectativas decrecen a medida que el Barça se consolida en la segunda división europea y completa dos años sin Champions más allá de la liguilla. Esta vez, el agujero provocado fue de 20 millones menos en relación a lo presupuestado por alcanzar los cuartos de final (90 millones), además de dejar de ingresar unos 6 millones por las taquillas y explotación de dos partidos más en casa, de octavos y cuartos de final. LaLiga aplicó una reducción de 26 millones que el Barça de Laporta podía recuperar a base de ganar la Europe League (14,4 millones), con la venta de entradas y organizando una gira final de uno o dos amistosos para compensar ese repetido fatal desenlace en la Copa de Europa. Colateralmente se registran, además de la partida ausente de la venta de entradas, la pérdida de los bonus de los patrocinadores y de las ventas en merchandising habituales los días de partido y el efecto posterior en los días siguientes a esta victorias internacionales.

Con el KO inapelable sufrido ante el Manchester United, LaLiga ha ratificado ese agujero de 26 millones en los ingresos que, de nuevo, ha activado la necesidad de rematar la temporada con otra gira, esta de carácter extraordinario, que no afecte a las expectativas de la de verano por EE.UU., que volverá a incluir un clásico y otro duelo frente al Manchester United.

El equipo comercial de Laporta necesita sacar partida de la ventaja de un calendario que este final de temporada no contempla la disputa del Mundial ni tampoco de la Eurocopa, la Copa América ni los Juegos Olímpicos. Lo más probables es que, como el año pasado, pueda disputarse un amistoso en Australia a cambio de un beneficio de 5 millones antes conceder a la plantilla el descanso preceptivo para reanudar la temporada a tiempo de que poder incluir en la gira de verano a todos los cracks que queden después de aplicar la reducción de 200 millones exigida por la LaLiga.

Lo que faltaba, en negativo, ha sido la explosión del caso Negreira, que amenaza no sólo con cerrar muchas puertas y negociaciones. También podría provocar que algunos patrocinadores actuales saltaran del barco, pues en el mundo de hoy van adquiriendo cada vez más peso y reputación las prácticas y la certificación de un buen gobierno.

Sin duda, la junta de Joan Laporta se aleja hoy de ese perfil, mucho más cuando la inhibición y el silencio de Laporta siguen alimentando las sospechas y las evidencias, más allá de si al final el caso produce algún tipo de daño penal, de que durante 17 años hubo pagos directos inexplicables, por contenido y precio, desde el club a las sociedades del clan Negreira.

El efecto más inmediato ha sido el descenso de la calificación de los futuros bonos para sufragar el Espai Barça a sólo un punto por encima del bono basura.

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