Descontrol absoluto en TV3 con el Libro de Estilo de la CCMA

Profesionales de la televisión pública insultan a diputados y partidos en Twitter, salen en defensa de Laura Borràs o convocan a manifestaciones contra acuerdos políticos

La presidenta de la CCMA, Rosa Romà, al Parlament, al costat del director de TV3, Sigfrid Gras

Trabajar en TV3 no comporta ninguna obligación en cuanto a la imagen de neutralidad que deberían mostrar sus profesionales. Lo exige el Libro de Estilo de la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales (CCMA) e, incluso, su director, Sigfrid Gras, aseguró, en la sesión de control de este organismo del pasado noviembre, que se había creado un comité para velar por su cumplimiento. Del comité no se sabe nada ni de su composición ni de sus trabajos, y la realidad es que los profesionales de TV3 -redactores de la casa o miembros de los equipos de las productoras que hacen programas en ella- se han continuado desahogando y volcando opiniones políticas y partidistas en Twitter y otras redes sociales y medios de comunicación.

Gras y la presidenta de la CCMA, Rosa Romà, se contradijeron en la última sesión de control parlamentario de la Corporación. Mientras Romà decía que en los contratos que firman las productoras para encargarse de programas de TV3 se les hace comprometer a cumplir el Libro de Estilo, Gras se descolgó con una frase que dejó boquiabiertos a los diputados que asistían a la comisión: “No voy a dimitir por los tuits que haga la gente en su ámbito privado”. Lo afirmó en réplica a la diputada de Ciudadanos Anna Grau que le pidió que dimitiera o que sancionara a Jair Domínguez, presentador del programa Està passant, que había escrito en Twitter que “ni borracho” la votaría para la alcaldía de Barcelona.

El Libro de Estilo es muy claro en esta cuestión: “Los profesionales de la CCMA no pueden hacer manifestaciones públicas que comprometan la imparcialidad de nuestros medios”. También fija que “en el ámbito público no pueden: adoptar posiciones en relación a debates políticos y sociales cuando, por el trabajo que desarrollan, pueda quedar comprometida nuestra imparcialidad” y especifica que “su contenido vincula a los directivos, trabajadores y colaboradores fijos o eventuales de todos los medios, cualquiera que sea su relación contractual”. El Consejo del Audiovisual de Cataluña (CAC) aprobó, el 14 de mayo de 2019, un acuerdo que recuerda a la CCMA que estas normas deben cumplirlas “todos los profesionales que prestan sus servicios en algunos de los formatos o géneros de la información, independientemente del tipo de relación contractual que les vincula con las empresas del grupo”. Profesionales como Òscar Andreu, también presentador de Està passant, que escribió en un tuit que en TV3 no se pueden hacer gags como el de Manel Vidal, en el programa Zona Franca, comparando a los votantes del PSC con los nazis pero que “por la unidad de España puedes enterrar a gente en cal viva” y «que los árboles del debate sobre los límites del humor no nos tapen el bosque de la ocupación». Magí García, guionista y con sección semanal en el mismo programa, afirmó en la tertulia La Sotana, que sufrir bullying afecta a la personalidad, con consecuencias como acabar votando al PSC. Otra guionista de Està passant, Júlia Cot, también ironizó con la candidatura de Anna Grau. Se quejó en Twitter de que la diputada de Ciuddanos dijese que era colaboradora del programa en vez de guionista y añadió: “Supongo que pedir que te documentes sería pedir mucho. Suerte en las municipales, se te ve preparada”.

El programa en el que coinciden Jair Domínguez, Òscar Andreu y Magí García lo produce Minoria Absoluta, propiedad de Toni Soler, que es, a la vez, su conductor. Soler defiende la política de ERC cada domingo en la contraportada del diario ARA. Joel Díaz trabajaba para Atomic Beat Media en TV3 y todavía lo hace para Quim and Jerry en L’última hora del matí de Catalunya Ràdio. A finales de febrero ha retuiteado dos mensajes de apoyo a la presidenta del Parlament, Laura Borràs, en su juicio ante el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya. Juliana Canet está contratada por la productora de Jaume Roures, Mediapro, para presentar el programa Tot són problemes, de la televisión pública. Canet se quejó en Twitter por el despido de Manel Vidal de Zona Franca escribiendo “putos españoles de mierda”. Unos días después grabó un vídeo llamando a la participación en una manifestación contra la construcción de la B-40, uno de los acuerdos más conflictivos del acuerdo para los presupuestos del 2023 entre ERC y el PSC.

También hay redactores de plantilla de TV3 que dicen lo que quieren en Twitter sin que ningún directivo o comité les pare los pies. Xavier Valls y Joan Ramon Vallvé, dos veteranos de la sección de Deportes, son dos de los que más lo hacen. En los últimos días, Valls ha colgado tuits defendiendo a Laura Borràs o apoyando que la portavoz de Junts en el Congreso, Míriam Nogueras, apartase una bandera española del atril de la sala de prensa y reenviado otro en el que se comparaba a Pedro Sánchez con Vladimir Putin. A Vallvé el tuit que le gustó es el que escribió David Romà el pasado domingo: “La CUP quiere prohibir las pubilles pero no el velo islámico. Quiere prohibir a los gigantes, pero no el sacrificio de corderos. Quiere prohibir la canción El meu avi, pero no las infectas y machistas canciones del reggaeton. Esto no es ser de izquierdas, esto es ser catalanófobo”.

Francesc Ten, portavoz de Junts en la comisión de control de la CCMA, pidió el pasado viernes que el Libro de Estilo se revise para hacerlo más exigente en la defensa y promoción del uso del catalán en TV3 y Catalunya Ràdio. Antes que nada, quizá sería necesario que se cumpla el que está vigente.

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