Otro embuste alcanza a Laporta en la inestabilidad del caso Negreira

Una querella por estafa, agravada, ha revelado y confirmado su participación en la gestión del Reus

Joan Laporta

Determinados entornos de Joan Laporta empiezan a preocuparse ante la dimensión, de momento sólo mediática, de los ataques a su figura institucional como presidente del FC Barcelona y por otros más concretos, como que recibe como responsable de actuaciones más personales pero inevitablemente ligadas a su gestión, como la querella agravada de la que se ha librado mediante un acuerdo extrajudicial por una presunta estafa de la que fueron víctimas algunos inversores del Reus. La noticia, revelada por El Confidencial, ha repercutido menos como consecuencia del impacto internacional del caso Negreira y de ese peligroso balanceo de responsabilidades que se mueve, como la ruleta de la fortuna, a capricho de cada hallazgo periodístico sobre la investigación de la Fiscalía.

El caso es que Joan Laporta fue el objeto, junto a Joan Oliver, exdirector general del FC Barcelona (2008-2010) y reconocido último propietario y enterrador del Reus, de una querella por parte de tres inversores a los que se prometió una devolución con el 6% de intereses, que nunca llegaron a cobrar ni recuperar. Cuando Joan Laporta fue notificado, su reacción fue la de ignorar la admisión de las querella y dejar que la instrucción desgastara a los reclamantes en su pretensión de cobrar 450.000 euros.

Finalmente, el presidente del FC Barcelona encargó a sus abogados negociar un acuerdo de última hora para evitar la imagen, fea y desagradable, de verlo comparecer en la Ciudad de la Justicia como acusado de cometer una estafa sólidamente argumentada por los afectados. Justo antes de abrirse juicio oral, con muy malas sensaciones para Laporta, consiguió que la querella fuera agravada -es decir, archivada- por el acuerdo extrajudicial alcanzado, el pago de poco más de la mitad de la cifra en discusión y la anuencia del fiscal a la decisión de los inversores de retirar la querella.

Lo que Laporta no ha podido evitar ha sido la mala publicidad de una presunta querella por estafa, resuelta con el pago de una cantidad importante, y, se quiera o no, la sensación de que le rondaba la amenaza seria de una sentencia de cierto calibre en el ámbito penal.

Pero había algo más importante en juego, tal y como ha destacado el periodista Andreu Rauet, autor del documental El caso CF Reus: buscando culpables y, sin duda, el informador que más y mejor ha ofrecido un relato veraz y ajustado a la realidad del escandaloso saqueo y destrucción del que fue objeto el equipo del Baix Camp por parte de Jaume Oliver. Rauet ha afirmado que la instrucción ha demostrado documentalmente la vinculación y participación de Joan Laporta en los tejemanejes y gestión financiera del Reus, extremo que el actual presidente del FC Barcelona había negado de forma reiterada a lo largo de la campaña electoral y siempre que algún periodista se lo ha preguntado.

«No he tenido ninguna relación con el Reus», repitió una y otra vez, hoy se sabe que con la única finalidad de mentir a los socios del Barça -ninguna novedad- y seguir manteniendo intacta una reputación basada en embustes y engaños.

De acuerdo con el relato del portal digital, «los inversores entregaron 200.000 euros y 250.000 dólares a dos sociedades. La primera, Core Store SL, tuvo a Laporta como administrador solidario entre 2011 y abril de 2019 y el domicilio social de la mercantil era el mismo que el de su bufete. La otra sociedad era una compañía de Hong Kong controlada por Core Store SL y que se llamaba CSSB Limited. En esta segunda, que llegó a controlar más del 50% del CF Reus, Laporta figuraba como socio y Oliver como consejero delegado. Un correo electrónico de octubre de 2016 que forma parte de la querella admitida a trámite revela que el propio Laporta se encargó de gestionar los devengos mensuales de los intereses generados por los préstamos que recibió Core Store SL. Su secretaria personal, Manana Giorgadze Starchilova, envió desde su cuenta corporativa del despacho Laporta & Arbós varias comunicaciones para informar a los prestamistas de las cantidades exactas que les correspondían, en virtud de los acuerdos firmados. A partir de 2017, comenzaron a producirse retrasos en la devolución de los fondos, y en 2019 cesaron por completo, dejando a los querellantes una deuda de más de 400.000 euros».

Ninguna duda, por tanto, sobre la implicación de Joan Laporta, sugerida por la dinámica de los hechos, aunque hasta ahora negada por el presidente del Barça, donde ha recolocado a todo el equipo de sepultureros del Reus, coincidiendo con su regreso al palco del Camp Nou, excepción hecha de Joan Oliver. No, todavía.

Existe un segundo documento de otro inversor, por 50.000 euros, atraído por la oportunidad de sacarle rendimiento a CSSB Limited en 2017. Lo hizo aportando esa cantidad en concepto de préstamo participativo, una operación que cerró con un contrato de constancia de su aportación en cuya última página aparece la firma de Laporta en representación de CSSB Limited, la sociedad mayoritaria del club tarraconense.

Andreu Rauet, en el mismo reportaje, explica que «Joan Laporta ha intentado rehuir sistemáticamente cualquier posible vinculación con el hundimiento del Reus. Hasta el momento, su táctica había resultado exitosa, al no haberse encontrado ningún documento que acredite dicha vinculación. Ahora, esta querella le ha dejado en evidencia. Laporta firmó en nombre del Reus un contrato que acreditó la recepción de 50.000 euros sabiendo que ese dinero iba destinado a financiar el proyecto del club. No hay mayor evidencia que esa».

Cuando hace declaraciones, la probabilidad de que Laporta se ajuste a la realidad sobre cualquier tema con relación al discurso que finalmente sale de su boca, atractivo, mediático y convincente, aunque alejado de la verdad, es baja y se vuelve remota y ocasional con el paso del tiempo. Su mejor truco, con todo, sigue siendo que su enorme y entregado auditorio, su ingente cantidad de fans, miles y miles, se cree todo lo dice, incluso cuando los hechos resultan, como en el caso del Reus, irrefutables.

Nada que no haya pasado antes, como sucedió en los años posteriores al 2003 hasta que le sucedió Sandro Rosell. Con Laporta, los ciclos y su propia historia tiende a repetirse, en el Reus y en el Barça, que es lo que resulta más inquietante.

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