La tormenta arbitral del caso Negreira levanta demasiadas sospechas internas

Sorprende que Laporta haya excitado exageradamente una reacción contra el fuego amigo desde la SER en Catalunya, sabiendo que el ruido mediático desviaría la atención del partido ante el ManU. ¿Casualidad o premeditación?

Joan Laporta

La actualidad y el entorno azulgrana laportista, especialistas en tormentas de un día, se convulsionó extrañamente este miércoles a raíz de una noticia del todo inesperada e insólita, según la cual la Fiscalía de Barcelona investiga a DASNIL 95 SL, una empresa de José María Enríquez Negreira, vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros desde 1994 hasta 2018, por corrupción entre particulares. La investigación se inició a raíz de una inspección fiscal por 1,4 millones pagados por el Barça a DASNIL 95 entre 2016 y 2018. Del monumental ruido mediático producido a lo largo de la jornada, lo más llamativo resultó la reacción de Joan Laporta, sospechando que una mano negra se mueve contra el Barça “cuando vamos bien”, y también la suspicaz y menos gratuita fecha elegida por un periodista catalán, en un espacio de ámbito también catalán de la SER, para dar una noticia que la redacción del programa Què t’hi jugues?, un espacio filolaportista, sabía y manejaba desde semanas atrás.

En un principio, la información podía parecer otra de esas andanadas contra Josep Maria Bartomeu, el pasado, la herencia y el habitual y recurrente catálogo de descalificaciones de la junta actual. En realidad, sin embargo, los pagos a esta sociedad se remontan al año 2001 cuando Joan Gaspart y su equipo técnico decidieron, al igual que otros clubs, incluir en la preparación de los partidos informes específicos sobre el reglamento y las interpretaciones arbitrales como una parte más, importante, tanto del conocimiento y actualizaciones aplicadas por los colegiados como de las consignas a los propios jugadores y técnicos sobre las singularidades y personalidad de cada uno de ellos.

La figura escogida fue la de Javier Enriquez, acreditado especialista en la materia, hijo de José María Enríquez Negreira, uno de los árbitros catalanes de mayor prestigio en el ámbito nacional de la época que, cuando colgó el silbato, pasó a formar parte del Comité Técnico de Árbitros entre 1994 y 2018. La sociedad contratada, DASNIL 95 SL, estaba controlada en aquel momento por Javier Enríquez y así heredaron el contrato inicial los sucesivos presidentes posteriores, Joan Laporta hasta 2010, Sandro Rosell hasta 2014 y Josep Maria Bartomeu hasta 2018, momento en que, por razones presupuestarias, el CEO Òscar Grau realizó una auditoría interna y concluyó que los servicios de DASNIL 95 SL podían dejar de ser externalizados y ser asumidos por el área de fútbol profesional. Hasta 2004, el Barça pagaba 285.000 euros y en la temporada 2009-10 se aumentó a 575.000 euros anuales. Los 1,4 millones que la Fiscalía investiga ahora, por tres temporadas, son perfectamente compatibles con esas tarifas.

La sorpresa saltó cuando una inspección a José María Enríquez Negreira reveló que, desde hacía por lo menos veinte años, el ex árbitro se había colado en el accionariado y que, finalmente, su hijo había pasado a figurar como administrador, todo indica que sin el conocimiento del FC Barcelona.

Parece evidente e indiscutible que, a nadie, de ninguna junta directiva ni ejecutivo del club, se le ocurriría pagarle facturas desde el Barça directamente a la empresa de un miembro en activo del Comité Técnico de Árbitros, teniendo ese pago un rastro administrativo y contable interno y una derivada fiscal rastreable y teóricamente declarada por el proveedor y por el pagador. José María Enríquez, según esta inspección, no cumplió, además, con la obligación de liquidar el IVA correspondiente ni tampoco sus ingresos.

Si la Fiscalía inquiere sobre el periodo entre 2016 y 2018 es sólo porque el presunto delito de corrupción entre particulares que se investiga habría prescrito anteriormente, actuación que ha sido perversa y maliciosamente aprovechada por la mayoría de los medios laportistas, sobre todo desde TV3, para relacionar el caso sólo con la gestión de Bartomeu y señalarlo como el único responsable.

Lógicamente, desde Madrid se ha manipulado la noticia para destapar la peor de sus versiones ofensivas e insultantes contra el imperio azulgrana que ha dominado el fútbol de los últimos años, acusando al Barça prácticamente de haber sobornado, comprado y manejado los arbitrajes a su favor y, de haber condicionado, en consecuencia, los títulos nacionales que hoy están en su museo.

La principal secuela de esta enorme movida fue que se alteró y sepultó informativamente la previa de uno de los partidos más importantes del Barça esta temporada, la ida frente al Manchester United en la ronda eliminatoria de la Europe League, y se consiguió que no se hablase del partido no sólo en la capital sino también y especialmente en Barcelona y en su entorno mediático. Una reacción curiosamente excitada por el propio presidente Joan Laporta con unas declaraciones en las que admite la contratación de DASNIL 95 SL como algo normal, sugiriendo que la oportunidad de hacer explotar esta noticia en vísperas del Barça-Mancheser “no es casualidad y quiero dejar claro en nombre del club que cualquier interpretación capciosa, tendenciosa y que insinúe cosas que no son recibirá una respuesta proporcional y adecuada por parte del club. Por lo tanto, nos reservamos realizar todas las acciones necesarias para defender la honorabilidad y los intereses del FC Barcelona. No es casualidad, culés -dijo mirando a la cámara- que salgan estas cosas cuando el Barça va bien”.

La nota complementaria hecha pública desde la web del FC Barcelona expresa más lo menos lo mismo, puntualiza que la sociedad también producía vídeos de jugadores para el fútbol base y que más tarde se incluyó en el servicio informes técnicos relacionados con el arbitraje profesional. “El FC Barcelona lamenta que esta información aparezca justamente en el mejor momento deportivo de la presente temporada. El FC Barcelona emprenderá acciones legales contra quien estropee la imagen del Club con posibles insinuaciones contrarias a la reputación de la entidad que se puedan producir a raíz de estas informaciones”.

Lejos de relativizar hechos que, desde luego, pueden generar una cierta fantasía sobre arbitrajes a la carta o sobre adulterar la competición desde Madrid, pero en ningún caso sostener indiciariamente que por medio millón anual se puede comprar una Liga o una Copa del Rey, Laporta ha querido maximizarlos y convertirlos en una especie de conspiración contra el Barça por parte de la resucitada caverna mediática de Madrid.

Una reacción exagerada y muy teatralizad que además puso el foco en la malignidad del mensajero, teóricamente colaboracionista y afiliado al régimen. Pero eso tampoco encaja demasiado ese otro factor determinado por la propia naturaleza, origen y cronología de una noticia destapada precisamente ayer por la mañana, desde la cadena SER en Barcelona por Sique Rodríguez en el espacio Què t’hi jugues?, el favorito del laportismo y portavoz oficial del Barçagate; es decir, por uno de los suyos, por alguien con galones destacados dentro del ejercito mediático al servicio del presidente. El periodista y director del espacio hace semanas que estaba perfectamente al corriente de esta investigación de la Fiscalía y de la declaración del expresidente Josep Maria Bartomeu el viernes pasado ante el juez sobre este caso.

Siendo así, la pregunta subsiguiente es por qué motivo la SER, desde Cataluña, hace detonar una información de este calibre mediático y tan atractiva para el madridismo de El Chiringuito en vísperas del trascendental partido ante el Manchester y no en cualquier otro momento, antes o después, pudiendo evitar las innumerables y feroces críticas que las redes sociales le han dedicado al propio Sique Rodríguez por parte del colectivo barcelonista. La mayoría ha interpretado, al igual que Laporta, que no es casual el momento elegido, a 24 horas de un choque tan importante.

Tampoco cuadra que Laporta, obviando la paternidad catalana de la noticia, de SER Catalunya, sugiera que son los enemigos del club, tradicionalmente mesetarios, españolistas y madridistas, quienes han elegido esta coyuntura (“cuando el Barça va bien”) para desestabilizar al equipo de Xavi.

Es cierto que el periodista de la SER hizo lo posible por trasladar a la opinión pública, a sus oyentes y seguidores, su desánimo por la reacción a la noticia, sin duda y en gran parte condicionada por el tono y la intencionalidad de Laporta y del comunicado del club.

El matiz que también provoca recelo es que Laporta parece defenderse más del centralismo que del fuego amigo, lo que podría hacer pensar que la elección del día y del momento, por alguna razón estratégica, pretendía distraer la actualidad del partido, que pareció pasar a un segundo plano, y al mismo tiempo generar un posible hilo argumental conspirativo contra el Barça si las cosas no salen bien esta noche en el Camp Nou. ¿Puede haberse tratado todo de un montaje calculadamente producido desde el entorno del presidente?

Por encima de cualquier otra consideración, la decisión editorial de SER Catalunya de elegir el día de ayer para dar una noticia que llevaba guardada en el cajón desde hace semanas, tampoco parece demasiado casual. Para nada.

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