Tebas agita el crispado entorno azulgrana con su guiño a Marçal Lorente

Los gurús laportistas del aparato mediático económico y financiero han reaccionado con crispación y mentiras ante la indefensión y la situación tan crítica y desesperada de la contabilidad azulgrana

Javier Tebas

El entorno laportista, especializado en la misión imposible de ofrecer una imagen idílica, próspera, equilibrada y feliz de la situación económica, vive horas de crispación y de batalla focalizada contra el que ya es, sin ninguna duda, el enemigo público número uno del Barça, el presidente de LaLiga, Javier Tebas, al que no se le ocurrió una mejor idea que sacudir la matinal del domingo pasado con un tuit directamente dirigido contra el corazón de la maquinaria mediática del régimen: “Quedan pocos días de plazo para la inscripción de jugadores, se habla, se escribe… mucho sobre el tema, recomiendo la lectura de este artículo de @Marsallorente en @mundodeportivo: ¿La Liga le tiene manía al Barça?”. Pocas veces una alusión tan edulcorada y suave ha provocado una reacción tan incendiaria, sobre todo porque al agitar el coctel Javer Tebas-Marçal Lorente se han removido los cimientos clave del laportismo. O sea, su tema favorito: atribuir los problemas del presente a un pasado concreto, a la herencia de Josep Maria Bartomeu, y a partir de ahí exhibir como única explicación y justificación el mismo aburrido catálogo entero recurrente sobre el origen de todos los males del Barça.

El problema es que ese recurso único, desgastado por el uso, cada día resulta menos eficaz y útil en la defensa desesperada de una junta que ha puesto al Barça en una situación económica actual de parálisis, regresión y poco menos que irreversible, como refleja y retrata el artículo de Marçal Lorente, que se limita a exponer cómo se han caído los ingresos tras la llegada de Laporta, cómo han aumentado inexplicablemente los gastos hasta una cifra récord superior a los 1.000 millones de euros y, lo peor, que más de 300 millones de las palancas han ido a compensar el déficit estructural de las temporadas 2021-22 y 2021-23 mientras que el resto apenas ha alcanzado para reducir un patrimonio negativo de 451 millones forjado, también, gracias a las irresponsables decisiones y la pasividad del propio Laporta tras llegar al cargo en marzo de 2021.

La recomendación especial de Tebas sobre su lectura responde al beneficio personal sugerido por el título, ¿La Liga le tiene manía al Barça?, ya que su contenido exime por completo al efecto de las contramedidas de LaLiga, defensivas y protectoras del patrimonio, y de la empobrecida riqueza del Barça, sobre la hecatombe de la gestión laportista.

Los resortes del aparato mediático pusieron enseguida en guardia al gurú jefe de los economistas de Laporta, Marc Ciria, a quien definitivamente le empieza a pesar esa pesada y obligada carga de tener que defender, justificar y aplaudir los desmanes del presidente incluso en contra de su propio discurso.

Marc Ciria no se cansa de repetir los mismos argumentos de ese mismo alegato de Lorente contra la frívola y errática política económica de Laporta; eso sí, sin la contundencia, la agresividad y la acidez con la que, por magnitudes económicas y financieras mucho menos graves de los números de Bartomeu, exigía la dimisión de la anterior junta y se escandaliza.

Marc Ciria, por ejemplo, se horroriza y se desgañita cuando explica que las operaciones de Cillessen-Neto y Pjanic-Arhtur sirvieron en su día para disimular el desequilibrio de los últimos ejercicios de Bartomeu, con 24 millones de beneficio en el caso del trueque de los porteros al final de la temporada 2018-19, y de 15 millones al cierre de la 2019-20, criticando, además, que la junta de Bartomeu estaba obsesionada en aumentar los beneficios porque, según su análisis, los gastos salariales eran entonces un 40% superiores a los de sus rivales. Ciria acierta en la cifra y el porcentaje, pero omite que dentro de esa nómina estaba Messi, con 135 millones, y que cuando Laporta lo echa a él y a Griezmann, sobre una masa salarial de 617 millones, el gasto de la siguiente temporada (2021-22) en jugadores sólo se reduce a 518 millones, y que el presupuestado para la actual es de 656 millones; es decir, superior a la de Bartomeu en su último ejercicio presupuestado.

Ciria tampoco pone el foco, porque evidentemente no le interesa, en que si Bartomeu llegó a los 990 millones de ingresos en la 2018-19, la última sin covid, bajó a 855 millones tras el primer zarpazo de la pandemia (2019-20) y el club bajó a 631 millones el año con el estadio, el museo y las tiendas cerrados (2020-21). Con Laporta de presidente y la reapertura de todo el negocio, los ingresos han sido de 751 millones (2021-22) y una previsión de 855 millones para la actual. El último informe de Deloitte estima que el Barça de Laporta ha sido, efectivamente, el único de los clubs grandes de Europa que no ha sido capaz de restablecer el nivel de ingresos prepandemia y puede encadenar dos ejercicios con gastos de 856 millones el año pasado y de 1.065 millones, récord mundial absoluto, para el ejercicio corriente.

La receta de Marc Ciria es susurrar en voz baja que “ya estamos tardando en reducir el gasto ordinario 300 millones, cuadrar un presupuesto sostenible de 650 millones y asegurar los 900 millones de ingreso para poder recudir lo antes posible la deuda en 300 millones”.

Por supuesto, lo hace sin adjetivos y sin comparar que si Bartomeu había de compensar entre 15 y 20 millones de pérdidas con trueques de jugadores, y eso eran un escándalo inadmisible, motivo de dimisión, y la causa de que Laporta acabara cerrando el ejercicio 2020-21 con 478 millones de pérdidas -un ecuación imposible-, ¿cómo se podría calificar el desajuste de 170 millones de media de las dos temporadas de Laporta como presidente?

Para atacar a Javier Tebas y a Marçal Lorente, el financiero de cabecera de Laporta acusa al periodista de decir medias verdades. “Y decir medias verdades es mentir”, afirma.

En su desesperación, sin embargo, él sí que falta completamente a la verdad cuando dice que si Tebas no denunció en su día las cuentas de Bartomeu fue “porque ya había llegado y aceptado un acuerdo con CVC”. La realidad es que Josep Maria Bartomeu se marcha a finales de octubre de 2020, dejando firmado un documento de apoyo a la Superliga pendiente de ratificación por la asamblea de socios del Barça, y que el posible acuerdo con CVC no surge hasta el verano de 2021. Es decir, hasta cinco o seis meses después de su marcha. En ningún caso Bartomeu pudo tener noticia de ese proyecto de Javier Tebas que, por el contrario, sí le plantea a Joan Laporta, con Jaume Roures como testigo, para solucionar la continuidad de Messi. El presidente Laporta, por cierto, acepta en un principio entrar en esa fórmula financiera y luego se desdice por orden de Florentino.

También miente Marc Ciria cuando afirma que se está investigando en los tribunales el intercambio de jugadores Arthur-Pjanic por la justicia italiana, pues hace más de un año que la fiscalía de ese país determinó la corrección de la operación, que ha quedado fuera de las irregularidades contables que han acabado con un castigo ejemplar para la Juventus de quince puntos de sanción.

El de Marc Ciria, indudablemente, es un relato que, además de sesgado, parcial y manipulador, apenas se sostiene, como él mismo admite en sus regulares apariciones para comentar la actualidad económica, incluido ese entusiasta aplauso a la provisión y devaluación de jugadores aplicada a las cuentas del ejercicio 2020-21 de casi 300 millones, en base a que es responsabilidad de la junta tener sus activos a valor real y provisionar responsablemente litigios que se puedan perder.

La mejor prueba de esa absurda reflexión es que el propio Laporta ha debido reaccionar con palancas por 870 millones para corregir esa barbarie financiera de la que, prácticamente, es imposible salir. Tan absurdo como sería poner en el balance el valor real de mercado de Gavi, Pedri, Araujo, Bale, Nico, Ansu Fati o Abde por la sencilla razón de que se cerrarían las puertas a cualquier plusvalía y el club se arruinaría sin remisión.

Si la gestión de Laporta ya parecía peligrosa, los coros de sus gurús económicos provocan aún más pánico. Es que como si este tándem sí, verdaderamente, le tuviera manía al Barça.

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