Tras las últimas noticias de víctimas por la confrontación entre el ejército israelí y los palestinos, organizaciones a favor del Gobierno de Ada Colau han defendido el boicot a Israel, que se debatirá y se votará en el Pleno de Barcelona. Parte de la comunidad judía ha criticado la iniciativa.
El ejecutivo municipal quería llevar al pleno de este viernes 27 de enero la votación sobre las relaciones con Israel, pero finalmente se votará en el de febrero por “motivos administrativos”, según el Gobierno de Colau ha explicado a los promotores.
La Coalición Basta Complicidad con Israel ha impulsado una campaña con el apoyo de 3.750 firmantes con la que pide al Ayuntamiento de Barcelona “suspender las relaciones institucionales con el Estado de Israel incluyendo el acuerdo de amistad y cooperación con Tel Aviv”. La iniciativa ha sido apoyada por organizaciones cercanas a la alcaldesa, como el Observatorio DESC, en el que trabajó antes de entrar en política, y la FAVB, principal asociación vecinal de la ciudad, que es muy próxima a Barcelona en Comú.
El Síndic de Barcelona emitió una resolución en la que recomendó a la alcaldesa “revocar el acuerdo de amistad y cooperación entre Barcelona-Gaza y Tel Aviv”, que fue aprobado en el año 1998 por el exalcalde socialista Joan Clos: “No sopesa los compromisos en materia de derechos humanos y respeto a la dignidad humana como principios inexcusables en el impulso de unas relaciones internacionales que promuevan la justicia global”.
La crítica de la comunidad judía
Parte de la comunidad judía ha criticado esta acción. “Esta petición contraviene la Definición de antisemitismo de la Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto, adoptada por la UE y sus Estados miembros, incluida España, otros países de todo el mundo e instituciones internacionales”, ha señalado Shimon Samuels, director de Relaciones Internacionales del Centro Wiesenthal, organización judía con más de 400.000 miembros y con la misión de “confrontar el antisemitismo, el odio y el terrorismo, apoyar a Israel, defender la seguridad de los judíos en todo el mundo y enseñar las lecciones del Holocausto a las generaciones futuras”.
“Si Barcelona rompiera su hermanamiento con Tel Aviv, esto la marcaría como una ciudad propensa a la odiosa manipulación política. Después de Tel Aviv y los judíos, ¿quién sigue?”, se pregunta Samuels.
