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¿Quén me representa?

Miguel Monera

Trabajador y Sindicalista Prejubilado - @MiguelMonera
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En estas fechas estamos en lo que se denomina concentración de elecciones sindicales, que se extenderá hasta casi finales de 2023. Aunque durante cuatro años se lleven a cabo diferentes procesos electorales en empresas, es en este período cuando se realizan más, debido a que hace años se llegó al acuerdo de concentrar la mayoría de renovaciones de delegados y comités de empresa en un determinado período para ahorrar recursos y establecer un período de cómputo más definido.

Pero no es de las elecciones propiamente de lo que querría hablar, sino del papel que juegan los procesos electorales en la aparición de las personas que se dedican a la actividad sindical, dado que el primer paso se da en esas elecciones sindicales.

Todas las empresas que cuentan con una plantilla superior a seis personas trabajadoras tienen el derecho a tener representación sindical, otra cosa diferente es que quieran y en muchas ocasiones “puedan”. A partir de 50 se puede elegir un comité de empresa que aumenta en su número de componentes en función del tamaño de la empresa, al mismo tiempo que aumentan las horas sindicales.

¿Esto quiere decir que todas las personas elegidas son liberadas sindicales? No.

La ley marca un mínimo de quince horas mensuales hasta un máximo de cuarenta para comités de empresas grandes, si bien es cierto que la propia ley y los acuerdos de negociación colectiva permiten la acumulación de horas en algunas personas o derechos sindicales extraordinarios.

Pero ¿de dónde aparecen esas personas que quieren ser representantes sindicales?

Evidentemente de entre las personas que componen las plantillas de las empresas o administraciones públicas. Hay que recordar que en España se eligen en la actualidad alrededor de 280.000 representantes sindicales y a esta cifra hay que sumar todas aquellas personas que no han sido elegidas y que componen las diferentes candidaturas.

A mi criterio hay cuatro formas de acercarse al mundo sindical. La primera por ideología. Hay quien por sus valores cree que debe defender a la clase trabajadora y que acercarse a la acción sindical es un buen método para ello. La segunda, cuando existe una problemática en la empresa y las personas se deciden por algún sindicato y comienza su implicación efectiva en la vida sindical. La tercera razón es la de quien por diferentes motivos cree que podrá mejorar o estabilizarse en su empresa utilizando un sindicato. Y la cuarta es la casualidad. Habrá quién se vea reflejado en esta última al leer este escrito. Me refiero a aquellas personas que por entrar de “relleno” en una lista electoral se ven al final con responsabilidades sindicales, porque el éxito de esa lista ha sido inmejorable o porque las personas que le precedían han renunciado por diversas circunstancias.

Es evidente que la tercera forma es repudiable, pero eso no significa que en la actuación puramente sindical las personas sean más o menos eficientes por su forma de acercamiento al mundo de la defensa de los derechos laborales.

Quién esté leyendo estas líneas es posible que conozca otra forma, no lo discuto, pero a mí entender estas son las cuatro principales. Y partir de aquí habrá quien diga “pues entre todas esas personas se elige a las mejores y ya está”. Eso no siempre es tan fácil y lo dejamos para otro artículo.

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