El pasaporte infantil corre peligro de desaparecer en manos de la junta de Laporta

Ya se anuló contra el Espanyol y apenas se ha podido usar contra el Getafe, dejando fuera a 3.000 hijos de socios. Por primera vez en la historia, ni el presidente ni su prima Marta Segú (Fundació) participaron en la visita navideña a los hospitales

Joan Laporta
Joan Laporta

La actual junta del FC Barcelona sigue dando pasos con una firmeza y una determinación inequívocas en la restricción, anulación y limitación de los derechos y atenciones que los socios han disfrutado a lo largo de los años, ahora especialmente concentradas en los socios infantiles, o hijos de los socios, que con la anterior directiva de Josep Maria Bartomeu habían obtenido y disfrutado de nuevas y atractivas ventajas. La más reciente, conocida y satisfactoria fue la instauración del pasaporte infantil que permitía a los socios ir al Camp Nou acompañados de sus hijos u otros hijos de socios, sin abono, con un pase de temporada fácil de activar seis días antes de los partidos -a favor de menores hasta 14 años- con una limitación de aforo pertinente que, no obstante, permitía el acceso a unos 3.000 usuarios por partido. Este mecanismo ya fue anulado por expreso deseo de Joan Laporta en el último partido del año ante el Espanyol y, según han lamentado varios socios, no parece estar disponible para este domingo ante el Getafe. No, al menos, con las mismas facilidades y rigor que antes.

Las quejas provienen de la falta de información y de explicaciones, y también de la percepción de que esa reserva de aforo se está destinando o bien a la venta o bien, directamente, a unos socios y no a otros. Así lo interpretan algunos usuarios habituales que, de pronto, se han encontrado con una reiterada falta de plazas de la noche a la mañana. La propia Oficina d’Atenció al Barcelionista (OAB), responsable de este operativo, ha admitido haber puesto en circulación estas plazas a última hora de la tarde de un día y haber desaparecido ya de madrugada.

¿Es capaz esta junta de desmantelar un servicio que los socios han considerado extraordinariamente útil y socialmente muy acertado? Existen indicios veraces de que, efectivamente, es capaz de todo con tal de conseguir más ingresos o de satisfacer sus propias necesidades de entradas, favores y privilegios en beneficio de socios más próximos a la junta y en detrimento de la mayoría.

El pasaporte infantil se había revelado como un servició verdaderamente interesante, pues, en definitiva, se aprovechaban butacas desocupadas en la mayoría de los partidos y, al mismo tiempo, se favorecía el fomento de un ambiente familiar insuperable en partidos de fin de semana, sobre todo en horarios de tarde o antes de las 21:00 horas.

Con la nueva normativa del seient lliure y la gestión de los abonos, incluida una penalización si no se usa (ocupar o liberar), la disponibilidad de asientos para la venta ha aumentado, una circunstancia que puede haber tentado al área de ticketing a priorizar una posible venta a un turista o visitante antes que satisfacer y normalizar esa más que antigua tradición de ir al fútbol con niños pequeños. Por una cuestión de seguridad y de control, la junta de Bartomeu se vio obligada a regular el acceso mediante la identificación del menor y la asignación de un asiento, un proceso que apenas duró un mes en estar completamente organizado y al día.

Contra el Espanyol, en un partido disputado a las 14:00 horas el 31 de diciembre, especialmente atractivo para vivirlo con niños en plena época de fiestas navideñas, el contrasentido aún fue más esperpéntico, puesto que con la excusa de haberse declarado partido de alto riesgo se procedió a anular el uso del pasaporte infantil mientras que, al mismo tiempo, sin embargo, el presidente decidió prohibir la entrada a cualquier seguidor del Espanyol -no ofreció un cupo de localidades al equipo visitante- identificable con cualquier signo, emblema, escudo, camiseta o colores como aficionado blanquiazul. O sea, que ni pudieron entrar aficionados rivales ni tampoco los niños.

Según la normativa del pasaporte infantil, desde seis días antes del partido, y de forma rápida, el adulto acompañante del menor puede activar el abono para el partido al que se quiera asistir. La aplicación le asigna la puerta por la que debe entrar, que será la más cercana a la localidad del adulto. El pasaporte infantil sólo limita el acceso contra el Real Madrid y el Atlético de Madrid, las eliminatorias de octavos, cuartos y semifinales de la Liga de Campeones, y la ida o vuelta de la Supercopa de España. Además, el club se reserva la opción de declarar un partido de tratamiento restringido por razones deportivas o de seguridad excepcionales.

Por esas mismas fechas, el 2 de enero, en el entrenamiento de puertas abiertas tradicionalmente gratuito para los hijos de los socios, la directiva de Laporta y la directora de la Fundació, Marta Segú, prima del presidente, decidieron repetir la fórmula de hacer pagar a los mismos socios que, antes de la pandemia, no solo podían retirar las entradas para sus hijos gratis, sino también disponer de un cupo para invitar a otros menores.

Y en esta línea de mantener a los hijos de los socios alejados del Camp Nou, aprovechar cualquier excusa para anular el pasaporte infantil y estimular la ocupación del estadio mediante otros criterios, el propio presidente Joan Laporta y la directora de la Fundació Barça, Marta Segú, su prima, también desaparecieron de otra cita infantil tan sensible y tradicional como las visitas a los hospitales de los jugadores del primer equipo. En las señaladas para el pasado día 2 de enero, tras el entrenamiento de puertas abiertas en el Camp Nou, hubo que destacar ambas ausencias por primera vez en la historia desde que se vienen programando como parte insustituible y obligada de la Navidad barcelonista.

Ninguno de los dos, presidente y cabeza visible de la Fundació, que se encarga de coordinarlas, se dejaron ver en una jornada de especial sensibilidad y, sobre todo, de compromiso con la infancia más vulnerable y afectada por enfermedades que requieren largas hospitalizaciones. Dieron el peor de los ejemplos, según parece, porque ambos tenían ese día cosas más importantes que hacer.

Al final, los directivos que hubieron de sustituirles fueron Rafael Yuste, Maria Elena Fort, Xavier Puig, Joan Solé, Josep Ignasi Macià y Miquel Camps. Otro récord que añadir al palmarés de Joan Laporta y desde luego al de la bien pagada Marta Segú, conocida más por haberse doblado el salario respecto de la anterior directora que por sus hazañas sociales.

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