Laporta ya ha perdido del todo el control financiero del Barça

Demanda a Laliga reclamando el mismo trato que los clubs de CVC, 15% para fichajes, teniendo presentada otra contra ese mismo acuerdo e impugnados los nuevos parámetros sobre el 'fair play'

Joan Laporta

En materia económica y financiera, los caminos del Barça de Joan Laporta son, ciertamente, inescrutables. Más allá de la audacia, la temeridad y el sentido de la irresponsabilidad que empujó a Laporta en su momento a desatar la fiebre de las palancas y acumular en apenas unos meses 870 millones de euros de beneficio, la sorprendente decisión de intentar liberar 90 millones para fichar con carácter urgente -si no este invierno, en verano- causa tanta perplejidad y asombro como el propio planteamiento sobre el modo de conseguirlo mediante una demanda civil contra LaLiga interpuesta por la junta azulgrana la semana pasada.

Laporta, a través de ese cuerpo legal que atemoriza a propios y extraños con sus excentricidades, se cree capaz de liberar 90 millones de fair play financiero con el pedestre argumento de que a los 38 clubs que aceptaron en su día participar en la Liga Impulso -o sea, beneficiarse del acuerdo con CVC- se les ha permitido destinar el 15% de ese ingreso a gasto salarial directo.

Lo ha hecho, en efecto, presentando una demanda en el Juzgado Mercantil número 7 de Barcelona. Según parece, en solitario, sin inmiscuir al resto de los otros tres clubs que, como el Barça, declinaron apoyar el proyecto de Javier Tebas (Real Madrid, Athletic Club e Ibiza), promovido como una especie de operación de rescate y dinamización del fútbol tras el impacto sufrido por el año y medio de competición que hubo de disputarse con los estadios cerrados por la pandemia.

Los detalles de esa reclamación, no obstante, son confusos. Por un lado, la directiva de Laporta arguye que en la situación actual no puede competir con las mismas reglas que el resto de clubs en lo que a las condiciones de fair play financiero se refiere, «ya que no puede ampliar el límite salarial de su plantilla en ese porcentaje y desconoce respecto a qué presupuesto o partida de ingresos podría hacerlo, si se diera el caso». Por otro lado, el vicepresidente Rafael Yuste sostiene que es «un tema de competencia para tener más fair play«. «Si tuviéramos el 15 por ciento de los 600 millones de Goldman Sachs, tendríamos 90 millones para poder fichar. Es así. Entendemos que hemos de luchar por los derechos de competencia en el club en el ámbito del margen salarial, que tienen el resto de los equipos y nosotros no. Queremos tener fair play para tener incluso una plantilla mejor», ha dicho.

La alusión a esos 600 millones, de entrada, está desfasada, pues se refiere al crédito operativo acordado con Goldman Sachs para hacer frente a las deudas a corto plazo de un club que dejó de ingresar 300 millones a causa de la covid. No sólo esa financiación debía dedicarse íntegramente como salvavidas y no para fichar -pagar salarios, deudas financieras agobiantes y gastos de estructura-, sino que, además, 125 millones de ese crédito acaban de ser amortizados porque Laporta necesitaba recuperar el 15% de los derechos de televisión de la Liga del 90% dado en garantía a Goldman Sachs para poder cerrar la operación con Sixth Street. Sobre ese préstamo, por cierto, ha acabado el plazo de cadencia y debe iniciarse esta temporada la devolución regular.

¿Puede que Rafael Yuste no se entere muy bien de qué va todo esto? Es posible, ya que por analogía lo más parecido a la Liga Impulso para el Barça es el botín obtenido por las palancas (derechos de TV y activos varios) de 870 millones. El 15% serían 150 millones, si la demanda fuera por ese camino.

Lo que Rafael Yuste no explica ni recuerda, fruto de esa amnesia colectiva y severa que afecta generalizadamente al laportismo, es que los problemas del fair play financiero se los generó la propia junta cuando, al cierre del ejercicio 2020-21, se sacó de la manga 300 millones de pérdidas en deterioros y provisiones que nunca nadie entendió. También ha olvidado que, entre el efecto covid y esa frívola y peligrosa decisión de cosmética contable, Laporta dejó el club en 451 millones de fondos propios negativos.

Una situación delirante si se compara con la oferta puesta sobre la mesa en su día por Javier Tebas cuando le garantizaba retener a Messi firmando con CVC. No era una trampa, sino un escenario realista antes de que Laporta optara por hacerle caso a Florentino Pérez, no renovara a Messi cuando aún no había quedado libre, y se hubiera decantado por inflar artificialmente unos resultados que, esto es lo más cómico y grave, no podían ser imputados a la anterior junta, sino a la actual.

Cuando Laporta se dio cuenta, un año más tarde, de la magnitud de la tragedia es cuando se echa en brazos de las palancas y del asesoramiento de los expertos financieros de Florentino Pérez.

La desventura añadida, a la que tampoco Yuste hace referencia, sobreviene cuando la junta se ha visto obligada a utilizar al menos 300 millones de las ventas en palancas para tapar las pérdidas ordinarias de una gestión del todo incompetente y 451 millones en intentar compensar el saldo patrimonial negativo.

Aun así, 870 millones después, hubieron de avalar Laporta y Alemany un crédito personal -e ilegal, cabe añadir- para inscribir a Koundé. Ahora, además, a se topa con que, por culpa del déficit presupuestario derivado de la eliminación en la Champions, ni siquiera se puede validar las renovaciones de Araujo y Gavi.

¿Cabe un panorama más desalentador? Desgraciadamente sí, sobre todo en el supuesto de que la demanda de Laporta prospere de algún modo y, por equivalencia, se le permita, como los fondos de los club de la Liga Impulso, destinar a comprar más jugadores ese 15% de alguno de los conceptos, sea el crédito de Goldman o de las palancas. Lógicamente, en ese escenario, se le aplicarían al Barça de Laporta el mismo criterio y las mismas obligaciones contempladas, como son invertir el 70% de los fondos recibidos en infraestructuras y otro 15% en enjugar deuda financiera. La pregunta siguiente es: ¿Por qué razón Laporta prefiere que de esos ingresos sólo el 15% sirvan para ampliar o mejorar la plantilla, si ya ha dispuesto del 100% para revertir el grave problema de margen salarial que ataba al club de pies y manos?

¿Eso es lo que busca y pretende la demanda? Aplicarla con carácter retroactivo, si eso es posible, sería el definitivo golpe de gracia a la debilitada economía del club. Rehacer las cuentas y las inversiones bajo los mismos parámetros de la Liga Impulso supondría el paso imposible de devolver jugadores o de recomponer las cuentas de modo que las pérdidas impedirían la supervivencia del Barça un minuto más.

¿A cuento de qué, pues, inicia Laporta una demanda de esta naturaleza? Más contradictoria y alocada resulta aún la paradoja legal de ambicionar las condiciones de los club la Liga Impulso por vía de una demanda cuando el propio Laporta ha firmado una demanda anterior contra esa misma Liga Impulso e impugnado los acuerdos sobre el fair play financiero aprobados en la última asamblea de LaLiga, acuerdos de los que ahora quiere beneficiarse.

Es como apostar a la ruleta al rojo y al negro a la vez y además hacerlo, como sugiere Laporta, sin dinero. Imposible ganar.

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