“Uno de los nuestros”

Xavier Trias vive en un lujoso piso en la calle Ferran Agulló, junto al Turó Parc, en una de las zonas más exclusivas de Barcelona. Es hijo de una riquísima familia de la burguesía catalana. Su padre, que tenía cuentas en Suiza, se forró en 1980 con la venta de los laboratorios IFESA a la multinacional sueca Astra y se sabe que dejó una gran herencia a sus 12 hijos.

Muy bien relacionado con las élites castellanohablantes de Barcelona, se da la paradoja que Xavier Trias se presenta a las próximas elecciones municipales como candidato de Junts x Catalunya, el partido que preside una independentista del sector “no surrender” como es Laura Borràs y que tiene como secretario general a un dirigente del 1-O pasado por prisión, como Jordi Turull.

Estos días se hace mucha broma con la esquizofrenia política de ERC: por un lado, el presidente Pere Aragonès representará a la Generalitat en la cumbre bilateral hispanofrancesa; y, a la vez, el presidente del partido, Oriol Junqueras, ha anunciado que participará en la manifestación contra la reunión de los presidentes Pedro Sánchez y Emmanuel Macron.

¡Pero, la esquizofrenia de Xavier Trias también es de aúpa! Se presenta como el candidato de la moderación, en contraposición a la desastrosa y errática gestión de Ada Colau. Pero lo hace bajo unas siglas que están llenas de bravucones y de hiperventilados hispanófobos (Joan Canadell, Aurora Madaula, Jaume Alonso Cuevillas, Aleix Sarri, Salvador Vergés, Míriam Nogueras, Cristina Casol, Jordi Fàbrega…), que son mayoría en la ejecutiva del partido.

Ada Colau ha obrado el milagro de hacer pasar al candidato de Junts x Catalunya como el exponente de la opción conservadora, cuando este partido, precisamente, hace bandera de la confrontación y de la ruptura con España, es decir, de la inestabilidad identitaria permanente. Son tantas las ganas que hay, en una gran parte de la ciudadanía de Barcelona, de perder de vista la alcaldesa de los comunes que, en su desesperación, muchos anticolauistas hacen bueno a Xavier Trias.

Los candidatos socialista, Jaume Collboni, y republicano, Ernest Maragall no son, en este sentido, de fiar. Han tejido muchas complicidades con Ada Colau y esto los inhabilita para ser una alternativa contundente para quienes desean un cambio de 180 grados en el Ayuntamiento.

La confusión es máxima. Carles Puigdemont salió, enseguida, a saludar y a mostrar su apoyo entusiasta a la candidatura de Xavier Trias. Pero esto no obsta para que –valga como síntoma- un miembro del derechísimo y españolísimo Círculo Ecuestre haya hecho este comentario, tal cual: “Yo votaré a Xavier Trias. Al fin y al cabo, es uno de los nuestros”.

Es decir, el perfil de hombre de orden y conservador de Xavier Trias prevalece por encima del partido independentista que representa y que, como es obvio, está situado en las antípodas de los salones del Círculo Ecuestre. Barcelona es una ciudad paradójica y contradictoria, como lo demuestra la última encuesta de La Vanguardia, que otorga la victoria en las municipales al candidato de Junts x Catalunya.

Tanto  da que, durante la etapa que Xavier Trias ya fue alcalde (2011-15), la “mafia” convergente del 3% se infiltrara en el Ayuntamiento para parasitar los concursos y las adjudicaciones de obras. Ya se sabe: la derecha es condescendiente con la corrupción y acostumbra a perdonarla, si es cosa de los suyos.

Curiosamente, cuando faltan cuatro meses para la campaña electoral, hay muchas personas que son furibundamente anti-independentistas, pero que piensan votar a Xavier Trias como “mal menor”, porque saben que, por razones de clase social, este candidato “es de los suyos”. En todo caso, tienen claro que nunca pactará con Ada Colau, como sí han hecho el PSC y ERC, y esto les reconforta y tranquiliza. También tienen el convencimiento que Xavier Trias nunca proclamará la independencia desde el balcón consistorial de la plaza de Sant Jaume, puesto que esto no lo hace un residente del Turó Parc.

Quien tiene un problema grave es Pedro Sánchez y, en menor medida, Oriol Junqueras. Perdida Madrid y con Sevilla bailando, los socialistas –para salir vivos de estas elecciones municipales- tienen que ganar y gobernar en Barcelona. Sí o sí. Cualquier otro resultado sería un fracaso y una bofetada en la cara de Pedro Sánchez, que ha hecho de la “pacificación” de Cataluña uno de los vectores predominantes de su mandato.

Las encuestas lo certifican de manera reiterada: Jaume Collboni no entusiasma ni despega. Ha sido durante ocho años la muleta de Ada Colau y esto el anticolauismo predominante en la ciudad no lo digiere. Si, realmente, quiere ganar Barcelona, Pedro Sánchez sabe que con Jaume Collboni lo tiene muy peludo. Todavía estaría a tiempo de cambiar el cabeza de cartel, pero cada día que pasa es más difícil y, oficialmente, Jaume Collboni ya ha sido investido como candidato del PSC.

A Ernest Maragall ya se le ha pasado el arroz. Su momento fue en 2019, cuando ganó las elecciones en la ciudad de Barcelona, pero Manuel Valls le hurtó la alcaldía, regalándosela a Ada Colau. Llega a estas elecciones con 80 años (Xavier Trias tiene 76) y con poco ánimo para gobernar una ciudad que necesita un liderazgo dinámico y mediático para salir del pozo donde ha caído.

Ahora que tienen la presidencia de la Generalitat, Oriol Junqueras y ERC no se pueden permitir un resultado humillante en Barcelona. Ernest Maragall está cada vez más gris y más desdibujado y será muy difícil que el próximo 28 de mayo pueda subir al “podio” electoral. En política y en la guerra, una retirada a tiempo es mejor que una derrota.

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