¡Basta ya de tomarnos el pelo!

No sé si soy yo el único que lo veo, pero es que estamos en una situación en la que, cuando Pere Aragonés vuelve a poner sobre la mesa un referéndum, unos se ilusionan y otros se decepcionan. Los primeros, si no han caído ya del nido, vuelven a tener esas palpitaciones, esas arritmias de felicidad, donde predomina el estómago y los sentimientos, también, a mi entender, la ceguera. Los segundos, o bien muestran de nuevo una indiferencia, o un hartazgo en vista de la clara intención engañadora de la propuesta. Porque, todos lo sabemos, hay políticos, quizás la mayoría, que se mueven entre ambigüedades varias, en eso ERC es especialista desde hace mucho tiempo. Y esa confusión deliberada tiene consecuencias imprevisibles, puesto que puede hacer aumentar o disminuir el número de votos.

ERC se encuentra en una disyuntiva que es la misma que la de todo el independentismo junto. Decir la verdad, afirmar que el referéndum es imposible, es incómodo, pues puede soliviantar a los más viscerales. Así pues, Aragonés y los suyos, también Rufián, prefieren dar de comer al gobierno de España, no sin antes humillarlo concienzudamente, haciendo declaraciones altisonantes que agitan a la derecha y a la extrema derecha. Así, los más radicales, se sienten fuertes, esperando precisamente que el gobierno de Pedro Sánchez caiga para entrar en una etapa oscura. Es precisamente lo que pide Puigdemont desde su palacio de Waterloo. No obstante, a pesar de todos esos desprecios, ERC acaba apoyando todo lo que rechaza semanas antes. Y para que no parezca que se arrodillan, lanzan de nuevo proclamas independentistas, que suelen ser más duras que las anteriores. ¿A quién quieren engañar ya?

No aprenden. Saben que la convocatoria de un referéndum es imposible en nuestro ordenamiento constitucional, pero es que, además, para mostrar algo de fuerza, Junqueras “amenaza” con la idea de que ERC no renuncia a la unilateralidad. Otra palabra que enciende todas las alarmas en la derecha más recalcitrante. Y así, jugando al ratón y al gato, discurre la política catalana, mientras que el ciudadano corriente ya no se cree nada.

A estos de ERC yo les diría que el teatrillo ya cansa. Ya se les ha visto el plumero y no hace falta que nos machaquen con falsedades. Está bien que quieran mantener vivos a los suyos, pero es que estos tampoco son tontos y ya se han dado cuenta de este juego absurdo. Seguramente seguirán votándolos, pues no tienen otra alternativa, pero querer mantener el engaño durante tanto tiempo muestra también una candidez en los dirigentes que los hace merecedores del título de los más tontos del mundo. No hace falta, señoras y señores de ERC, que hagan una declaración institucional diciéndonos que el referéndum es imposible. Eso ya lo sabemos. Si no quieren sufrir esa humillación, es tan fácil como callar y dejar que el tiempo lo borre todo. Pero mucho me temo que seguirán insistiendo en esa zanahoria que el burro va siguiendo como burro que es y que, está claro, no alcanzará nunca. Un burro al que le han tapado gran parte de su visión y de su inteligencia para que solo pueda ver la zanahoria de la mentira. Si no reacciona, si no se quita esa venda, está también bien claro que pasará mucha hambre. Ya me entienden.

Y en toda esta absurdidad, Cataluña camina con unos déficits tan graves que marcan nuestro futuro. Hay miedo a decir la verdad, pero cada vez son más los que prefieren salir del armario y denunciar la situación de la sanidad, de la educación, de los servicios públicos. Y por más que se aproveche un accidente de un convoy de Cercanías para atacar al gobierno español, la realidad es que van quedando al descubierto carencias estructurales en una Cataluña absorbida por la corrupción de tantos años. Y me duele que esas afrentas en forma de petición de referéndum quieran tapar la pobreza que las entidades del Tercer Sector subrayan desde hace más de una década. Y me duele que los institutos ya no puedan pagar los suministros y tengan a sus alumnos con abrigos, bufandas y guantes en las clases, donde ya se ha perdido todo atisbo de dignidad. Y me duelen los desahucios que siguen aumentando en Cataluña. Y me duele que me engañen. ¿Qué Cataluña quedará después de ese hipotético referéndum? No me lo quiero ni imaginar.

(Visited 136 times, 1 visits today)
Facebook
Twitter
WhatsApp

HOY DESTACAMOS

Deja un comentario