Salvador Illa o los nuevos liderazgos políticos

“¡Porque en España señores lo revolucionario son las buenas formas!” (Un diputado de las Cortes republicanas).

30 de diciembre del 2020. De pronto apareció la noticia en la pantalla del ordenador. Era una notificación de las muchas que me llegan de los mass media: “Iceta cesado y Salvador Illa, nuevo candidato electoral”. Firmado: Vilaweb. Me quedé perplejo, eso de “cesado” sonaba casi a destitución, no estaba seguro de la información; este diario digital dirigido por el valenciano Vicent Partal es de los más militantes del procés y de los más críticos, por decirlo con suavidad, del socialismo catalán. Partal es un director muy ligado al establishment del poder en Catalunya.

Para situarnos en aquellos momentos preelectorales de febrero del 2021, la atmósfera política catalana era de gran indiferencia, más de lo mismo, todo era un déjà vu, con la “matraca” de fondo en la que llevamos diez años. Y de pronto en medio de esa nada aparece el video de Salvador Illa, que muchos de ustedes recordarán, con el lema Vuelve Cataluña:

“Sí, es cierto, vuelvo a casa, torno a casa, nuestra casa, a casa nostra.  ¿Y sabes por qué vuelvo? Porque siento que Cataluña también tiene que volver. Volver a lo que siempre hemos sido y que algunos piensan que han perdido. Cataluña parece desorientada, paralizada… Hagamos que vuelva la Cataluña que siempre ha sido un referente en el mundo. La Cataluña que queremos. La Cataluña en la que creemos. La Cataluña que habla y no grita. La Cataluña pionera. La Cataluña generosa. La Cataluña sin revanchas. La Cataluña del sentido común. La Cataluña del reencuentro. La Cataluña que nunca hemos perdido. A esta Cataluña no hay quien la pare. Sí, volvemos”

El video fue impactante. Un golpe de efecto que nadie esperaba y dejó  atónitos a todos. Illa habla de rebelarse contra la resignación, de tender lazos, de buscar razones en el adversario, de comprenderlo. Se pregunta cuándo dejamos de hablarnos los catalanes; cuándo decidimos construir un “nosotros y un ellos”; cuando empezamos a repartir etiquetas; cuando llegaron los frentes y los bandos. ¡Aquí no sobra nadie!, dice, alzando la voz. Cataluña somos todos. No renuncio a mi catalanidad, ni a mi españolidad y europeísmo. Limpiemos el alma de rencor. ¡Final!. Mucha gente llorando y emocionada. Llevábamos demasiado tiempo sin oír un discurso político parecido, una nueva gramática política capaz de conectar con una parte importante de la ciudadanía.

La verdad es que estábamos huérfanos de un mensaje político, con hondura, con sinceridad, sin tanta palabrería hueca en el que está instalado el lenguaje burocrático y publicitario de la política. Y también, hay que decirlo, estábamos huérfanos de emociones, sobre todo emociones positivas, de construir país, de construir convivencia, de que otra Cataluña es posible, y otra España, más reconciliada, más unida, menos separada, menos broncosa. Era, sin duda, la vuelta a la política, que llevaba años desaparecida, anulada, ocultada por los nuevos relatos de la modernidad digital. Y no estoy hablando de independencia, ni de España, ni de Cataluña…  estoy hablando de una nueva forma de hacer política, más humanizada y dialogante.

Desde hacía años el gobierno de España no había contado con un político catalán que en los peores momentos haya conseguido tanto afecto hacia su persona. Se ha convertido en el mejor embajador de Catalunya. Nos recuerda la figura de los comerciales catalanes que se han pisoteado las tierras hispanas y que donde iban hacían amigos. “En tiempos de crispación, mediocridad y sectarismo, es de justicia decir que la historia de Salvador Illa es la de un estilo correcto y humano que conforma junto a la vacuna, lo único que merece permanecer de todo lo que hemos visto”. Son palabras de la escritora y periodista Berna González Harbour.

Y es que en momentos de cambio y de inquietud, como vive el mundo de hoy, estamos necesitados de líderes que orienten, que serenen, que dialoguen  y que se alejan de los liderazgos mesiánicos, épicos y redentores, más propios del pasado. Illa es un hombre tranquilo, que habla con argumentos, sin querer apropiarse de la razón. Es el discurso del futuro, del diálogo democrático, es el discurso de la convivencia.

Próximo artículo: ¿El PSC mira a Tarradellas?

(Visited 331 times, 1 visits today)
Facebook
Twitter
WhatsApp

HOY DESTACAMOS

Deja un comentario