La sesión de control en el Parlamento de Cataluña ha estado protagonizada en buena parte por la crisis institucional causada a raíz de la decisión de los vocales conservadores del Tribunal Constitucional (TC) de paralizar la tramitación de las enmiendas que buscaban renovar el poder judicial y el mismo tribunal. El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, ha insistido en que la situación actual es un «escándalo democrático» y ha asegurado que no mirará «hacia otro lado» ante esta crisis institucional.
«Ni nos aliaremos con aquellos que atacan las decisiones del Congreso y el Senado, ni miraremos hacia otro lado», ha afirmado Aragonès, que ha considerado que «la cúpula del poder judicial y una mayoría del TC está capturada por los intereses de la derecha españolista». «Cuando defendemos la causa de Cataluña, también defendemos la causa de la democracia», ha señalado.
Las palabras del jefe del ejecutivo catalán van en la misma línea que las declaraciones del portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, quien ha manifestado al presidente del Gobierno central, Pedro Sánchez, que los republicanos «no les dejarán tirados», sino que se involucrarán en los cambios necesarios para renovar el poder judicial. «Antes que independentistas somos demócratas», ha afirmado Rufián.