Poner en la agenda la disforia 

Estos días algunos medios se han hecho eco de una entrevista radiofónica que hicieron al cantante Miki Núñez. Para aquellos poco avezados en la materia –como yo misma- Miki Núñez se hizo famoso a partir de su participación a Operación Triunfo. Desde entonces ha firmado ya dos discos y lo hemos podido ver presentando el programa televisivo Euforia. Pero si quiero hablar de este cantante no es por sus aptitudes artísticas, sino porque sus declaraciones personales pueden ser importantes para poner sobre la mesa un problema que tienen muchas personas. Y es que lo que declaró Miki Núñez son dos cosas. La primera, que sufre ansiedad. La segunda que le han diagnosticado disforia corporal. Quiero aprovechar este espacio para agradecer a este joven de 26 años que ponga a la palestra esta palabra: DISFORIA.

En uno de los capítulos de “The world according to Jeff Goldblum” explicaban que una de las industrias que está creciendo con fuerza es la del maquillaje para hombres. Y es que, si nos paramos a pensar unos segundos, el mundo en el que vivimos se basa cada vez más en las apariencias y sus promotores cada vez idean más y mejores argumentarios para vendernos sus productos. En esta sociedad de tiburones no ser atractivo o hacerte grande supone no triunfar, más aún cuando nuestras interacciones con la mayoría de la humanidad han pasado a hacerse mediante las redes: nos reunimos por google meet, nos comunicamos con los amigos por whatsapp, mostramos la basura por Instagram y ligamos por Tinder. Nuestro aspecto nos define – o esto nos hacen creer – y muchas personas, miles de personas tienen una desconexión importante entre su yo en las redes y su yo real. Un vacío que se llena con angustia, complejos y… disforia.

Por eso quiero agradecer a Miki Núñez que en un momento como este, en que el mundo nos vende que podemos ser nosotros mismos a golpe de talonario, que pasar por el quirófano para conseguir nuestra nariz real, nuestros pechos en línea con nuestra personalidad, nuestra piel en consonancia con la edad que sentimos que tenemos para ser “realmente nosotros”, salga para decir a muchos jóvenes que escuchan estas teorías que existe una enfermedad que se llama Disforia. Que puede ser que no estemos de acuerdo con nuestro cuerpo y que no por eso no somos reales. Habrá que abordar los motivos por los cuales nos quieren hacer creer que no somos suficiente siendo cómo somos (sospecho que tiene mucho que ver con el que las marcas pueden ganar haciéndonos ver que somos mejorables y también en cómo nos pueden distraer de las cosas que realmente son importantes). Pero poner por fin nombre a una situación que se da en muchas personas es el primer paso para afrontarla. Explicar ante todo el mundo la necesidad de cuidarse mentalmente e incentivar así al espíritu crítico de muchas personas que pueden sentirse identificadas es una acción que por simple que puede parecer puede ser muy saludable para una sociedad que ante la inmediatez y la híper-conectividad ha abandonado la reflexión hasta el punto de perder las referencias más básicas.

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