Terminan once años de acoso y derribo contra Rosell y Bartomeu

El Barça aún no se ha pronunciado sobre si celebra la absolución en un caso en el que había sido acusado

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La sentencia absolutoria del caso Nyemar 2 pone fin a once años de una operación de acoso y derribo sufrida por los expresidentes del FC Barcelona Sandro Rosell y Josep Maria Bartomeu. El primero, como ejecutor y responsable de un fichaje que significó una apuesta futbolística clave para el futuro del club y que, al mismo tiempo, provocó una alianza casi sobrenatural entre el palco del Bernabéu y los intereses del laportismo, incluido todo ese entorno político del soberanismo catalán con un amplio control y dominio de las fuerzas sociales, policiales, judiciales, económicas y mediáticas. A Josep Maria Bartomeu le tocó acarrear con todas las consecuencias de ese gran movimiento que, inicialmente, tenía como principal objetivo echar a Rosell del palco del FC Barcelona lo antes posible tras su rotunda victoria electoral en 2010.

Con el fichaje de Neymar, que antes había pasado revisión médica para firmar por el Real Madrid, el Barça se vengó del caso Di Stéfano y armó la mejor delantera de la historia del fútbol con Messi y Suárez, un ataque que consiguió el triplete en la temporada 2014-15 y que prometía prolongar al menos durante cinco o seis años más el dominio del Barça en el fútbol mundial.

Ese el origen de los escandalosos y esperpénticos sucesos sufridos desde entonces por Sandro Rosell, Josep Maria Bartomeu y el propio club azulgrana. Si desde las cloacas del estado y desde el poder del palco del Bernabéu fue posible forzar el primero de los juicios en torno a la operación de su fichaje, la prensa catalana militante en el laportismo no dudó en convertir la vida de Neymar en el Barça en una pesadilla permanente hasta conseguir amargársela y provocar finalmente su deseo de marcharse del Camp Nou.

También la condena preventiva y mediática de Sandro Rosell, por otro presunto delito fiscal que resultó ser inventado, forma parte del relato y del contexto de una persecución por tierra, mar y aire que aún no ha acabado del todo contra todo lo que han representado Sandro Rosell y Josep Maria Bartomeu. Su sucesor, Joan Laporta, no ha dejado de atormentar a los socios con constantes referencias a irregularidades, acciones criminales y operaciones dantescas asociadas a la gestión de los expresidentes que, con el paso del tiempo, se van demostrando sin fundamento ni base que pueda sostenerlas.

Una estrategia propagandística que forma parte destacada, y se diría que cada vez más aislada, del argumentario de Laporta para seguir contando con la aprobación y el respaldo de la masa social.

Hoy, está claro que los ríos de tinta que hizo correr la denuncia falsa y temeraria de un socio del FC Barcelona, Jordi Cases, por supuesta apropiación indebida, estafa y corrupción entre particulares, no se repetirán. Tampoco los titulares de la mayoría de los medios, mayoritariamente laportistas, destacaran que el fichaje de Neymar fue del todo limpio y, probablemente, seguirán repitiendo la misma mentira de que Rosell y Bartomeu, que nunca fueron ni imputados ni acusados, aceptaron una condena por delito fiscal contra del club a cambio de no ser ellos los condenados.

La pregunta ahora radica en saber si el FC Barcelona, que también figuraba como acusado, celebra o no esta sentencia exculpatoria que, sin duda, refuerza la imagen y el prestigio de dos expresidentes como Rosell o Bartomeu. De momento, a primera hora de la tarde, el club azulgrana no se había pronunciado ni habia informado en su web sobre la sentencia.

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