El Partido de los Socialistas de Cataluña (PSC) está viviendo un momento dulce, a pesar de estar en la oposición. Después de los años de la travesía por el desierto, los socialistas catalanes son los líderes de la oposición y la primera fuerza en el Parlament, y las encuestas les sonríen como nunca desde hacía décadas.
Ahora, además, la salida de Junts x Cat del gobierno de la Generalitat ha hecho que las siglas del PSC vuelvan a estar sobre la mesa para poder ser unos socios formales, informales, fijos o esporádicos del presidente catalán, Pere Aragonès. Y esto, justamente, es el que quizás más le está estropeando el panorama a Salvador Illa.
Y es que el PSC sabe que, teniendo en cuenta que Pedro Sánchez está a la Moncloa gracias, en parte, a sus pactos con Esquerra Republicana –partido del presidente de la Generalitat–, las decisiones no las puede tomar en solitario. Así pues, fuentes de la misma ejecutiva de los socialistas catalanes admiten que Salvador Illa es ahora más dependiente del PSOE y de Sánchez que nunca. Cualquier movimiento que implique contentar, beneficiar, perjudicar o molestar ERC, tiene que pasar por la Moncloa para ser avalado. Y en la situación actual, esto quiere decir que todas las decisiones se toman a Madrid.
