¿Por qué ha ‘desaparecido’ el controller de la Fundació Barça?

Patronat de la Fundació Barça

La Fundació Barça se está convirtiendo en un órgano de gestión que cada día representa mejor un estilo de gobierno, el laportista, basado en la opacidad y el amiguismo. Esta semana ha sido noticia que su directora y prima de Joan Laporta, Marta Segú, ha intentado disimular una espectacular subida de su salario, prácticamente doblado, mediante cambios en las asignaciones del coste de la alta dirección en la memoria a base de agrupar y sumar a su retribución la del resto de su staff. Aún así, el incremento ha sido detectado.

Ahora acaba de producirse una baja destacada en la administración de la Fundació como es la del Controller que actuaba por orden y designación del departamento de finanzas del club.

La noticia de su ‘retirada’ ha causado extrañeza y sorpresa pues se trata de una figura de indudable peso y autoridad en la gestión de la Fundació que, a fin de cuentas, ha de validar y garantizar sus operaciones económicas y financieras de todo tipo.

No es habitual que, de pronto, esa fiscalización contable y administrativa desaparezca después de tantos años de continuidad a un servicio que, con la finalidad de ahorrarle a la Fundació un gasto añadido, venía determinado y coordinado por el área financiera del propio club.

Aunque independiente del club por su naturaleza jurídica, la directiva del club posee una mayoría de votos en el Patronato de la Fundació y unas obligaciones contractuales como la donación del 0,7% de los ingresos ordinarios del FC Barcelona y el 0,5% de la masa salarial cedida por la totalidad de los profesionales de los equipos, tanto entrenadores como jugadores.

Por este motivo, sin duda lógico y coherente, desde la administración central se ha ejercido no sólo un control y una fiscalización del uso y destino de esos ingresos, sino que, de hecho, la Fundació se ha ahorrado desde hace muchos años el coste del personal específicamente dedicado a estas funciones.

Se puede interpretar esta decisión como una sustitución por otra persona de más confianza de la junta directiva y de la Fundació o bien como una cesión de esas funciones de Controller a favor de un empleado de la propia Fundació. En ambos casos se trata de otro paso atrás en cuanto a las políticas de trasparencia prometidas.

Una vez más, el círculo del poder del club cada vez más estrecho y cerrado prefiere que sean muy pocas personas y muy próximas las que realmente estén al corriente de las gestiones financieras y económicas, sean del club o de la Fundació.

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