El FC Barcelona se despidió de la Champions, aunque tristemente por la eliminación anticipada, con una victoria en el estadio del Viktoria Pilsen (2-4), club de larga tradición del fútbol checo asociado también a una de las cervezas más consumidas en centro Europa.
Aunque en este momento no es exactamente un patrocinador directo, ambas entidades mantienen una estrecha colaboración y, precisamente con motivo de la visita del FC Barcelona, la directiva azulgrana fue invitada a realizar un pequeño tour por las instalaciones productoras de la cervecera.
El plan previsto era, al finalizar la visita, realizar una gran foto de familia permitiendo, incluso, la entrada de medios de comunicación para inmortalizar la presencia de un club con el prestigio y la dimensión continental del FC Barcelona en la ciudad de Pilsen.
La organización hubo de cambiar los planes sobre la marcha debido a que dos de los miembros de la delegación barcelonista, el presidente Joan Laporta y su asesor deportivo Enric Masip, en concreto, habían protagonizado un comportamiento más bien extraño a lo largo de la visita.
Al principio, sus acompañantes se limitaron a observar ciertas actitudes y reacciones de ambos, pasando al cabo de unos minutos de la sorpresa a la certeza de que no estaban en buenas condiciones para relacionarse con el resto y de que, efectivamente, tenían dificultades para mantener el equilibrio en determinados momentos.
La organización prefirió eludir riesgos y optó por acortar la estancia y eliminar del orden del día esa foto final con la presencia de fotógrafos de prensa.
No puede decirse que la directiva azulgrana acabara dejando una buena imagen en este viaje europeo a la capital cervecera de Chequia, un país en el que sus habitantes consumen una media de 157 litros anuales de cerveza.
