Àlex Gutiérrez, el jefe de Media del periódico ARA. Este lunes publicó una columna de opinión sobre la burla que hizo Joel Díaz en el programa Zona Franca del día 20 de octubre en el que, hablando de los libreros que acudieron a la Feria de Frankfurt, dijo que “en Alemania no se veían tantos catalanes muertos de hambre desde que cerraron Mauthausen”. Gutiérrez concede a Amical de Mauthausen el derecho a quejarse «lícitamente» pero afirma que lo que considera un chiste «utilizaba uno de los recursos principales de la caja de herramientas del humor: la comparación inesperada y subida de tono».
El periodista hace un razonamiento extraño para acabar concluyendo que el hecho de que el público no se riera de la astracanada de Díaz “demuestra justamente su acierto”. “Cuando un humorista menciona el Holocausto, está llevando al público fuera de la zona de confort. Crear tensión y resolverla de forma inesperada es otra de las herramientas esenciales del humor”, escribe y redondea: “si censuramos la posibilidad de explorar los famosos límites del humor, nuestro mundo se hará cada vez más pequeño y victimizado”.
Continúa con la apelación clásica al contexto: “Zona Franca lleva a la televisión un tipo de comedia en catalán que está triunfando en bares y teatros gracias a su radicalidad y a decir cosas frescas (o dichas de forma fresca) en un momento de saturación de mensajes sin alma cortados por patrones uniformizadores”.
Acaba reconociendo que quizás este tipo de humor encajaría mejor en una televisión privada pero que “quienes, pasada la medianoche, conectan con Zona Franca quieren ver activamente esta propuesta más extrema y arriesgada. Y también pagan TV3”. Gutiérrez piensa que dado que este público también paga TV3 tiene derecho a ver programas como Zona Franca donde se banaliza el nazismo. Un programa que, en vez de rectificar cómo le pidió el presidente de Amical de Mauthausen, llevó a un invitado a la siguiente emisión para que calificara de “hijos de puta” a esta asociación. Cosas del humor fresco que triunfa en bares y teatros y saca al público de su zona de confort. En catalán, eso sí.
