¿Dónde estabas el 28 de octubre de 1982?

No sé vosotros. Tampoco recuerdo donde estaba yo. Mi memoria es un desastre. Nunca ha sido demasiado fina y el paso de los años no ayuda a mejorarla. Yo diría que estaba en la plaza Catalunya, pero no me hagáis caso. Quizás lo confundo con el día que nominaron a Barcelona como sede de los Juegos Olímpicos de 1992. Fue un muy buen día, para mí. Sería más adecuado que fue una noche muy buena. Una noche en la que el recuento de las elecciones generales que se celebraron en España dieron la mayoría absoluta a los socialistas.

El censo electoral fue de 26.846.940 personas. Votaron 21.469.274 personas, de las que 10.127.392 lo hicieron por los socialistas para que Felipe González fuera presidente del Gobierno. La participación fue, por tanto, de cerca del 80% del electorado y el 48% de los votos fueron a las listas socialistas. Es decir, casi uno de cada dos votantes se decantó por ellas.

Alfonso Guerra, el número 2 del PSOE, dijo que el gobierno socialista cambiaría España de tal modo que no la conocería ni Dios. Tenía razón. Los cambios fueron rotundos. Entre ellos, rendir homenaje una vez más a Ernest Lluch que, como ministro de Sanidad, impulsó la universalidad de este servicio básico.

El quinto partido más votado fue la coalición de Convergència i Unió liderada por un Jordi Pujol que era presidente de la Generalitat desde hacía dos años y medio. Obtuvo 772.726 votos y 12 diputados. Solo PP y Alianza Popular obtuvieron más diputados que CiU. Esquerra Republicana introdujo un diputado en el Congreso gracias a sus 138.118 votos mientras que Fuerza Nueva, la extrema derecha, no tuvo suficiente con sus 108.746 votos para obtener ningún acta parlamentaria.

Diez no existe y, por tanto, la España que dejó González cuando perdió la presidencia del Gobierno 24 años después de conseguirla debemos valorarla los humanos. Como los humanos tenemos todo tipo de ideas y visiones de la jugada, algunos creen o dicen que creen que la España de hoy es más o menos la que nos dejó el franquismo. Mi visión es absolutamente distinta. España mejoró. Y mucho.

De hecho, creo que España necesita ahora otro 28 de octubre. Lo necesita España, Europa y el mundo entero. El adversario ahora son los populismos y el miedo a un mundo sin fronteras por las personas. Yo tenía 26 años recién cumplidos cuando España vivió la sacudida de la mayoría absoluta socialista. Necesita otra. Quizás no deben hacerlo los socialistas. O no deben hacerlo los socialistas solos. ¡Pero sería fantástico volver a vivir una noche tan llena de alegría, ilusión y esperanza como la de aquel 28 de octubre de 1982!

Os lo recomiendo a los que tenéis menos de cuarenta años.

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