El gobierno español ha superado este jueves una de las votaciones cruciales de cada año: el primer trámite de los presupuestos. Los números son claros: 186 votos a favor y 159 en contra. El Congreso rechazado las enmiendas a la totalidad de la oposición gracias a los votos de ERC, PNV y EH-Bildu.
De este modo, el ejecutivo español logra suficientes apoyos para tramitar en el Congreso sus cuentas públicas por tercer año consecutivo. Para obtener su aprobación definitiva, tiene por delante cuatro semanas para conseguir los votos de sus socios en las votaciones decisivas, previstas para la semana del 21 de noviembre.
El debate ha vuelto a evidenciar la división independentista. El apoyo de ERC a la tramitación presupuestaria impulsada por el gobierno de Pedro Sánchez, ha sido duramente criticado por sus hasta hace poco socios de gobierno en Catalunya, Junts, y por los aliados de la CUP.
La portavoz de Junts Míriam Nogueras acusaba ayer a los republicanos de «servilismo», enviando un aviso a sus exsocios: «La rebaja de los delitos de sedición es una trampa», y una advertencia a Sánchez: «No han anestesiado el catalanismo. No se equivoquen. Han anestesiado un partido catalán, que es diferente».
Albert Botran, en nombre de la CUP, afirmaba: «Apoyar las cuentas del gobierno español es un sin sentido para las fuerzas que representamos los intereses de las clases populares de los Països Catalans».
Gabriel Rufián ha renunciado a salir a la tribuna, y en su sitio lo ha hecho Joan Margall, portavoz de presupuestos. El discurso de los republicanos se ha fundamentado en denunciar el déficit de ejecución de las inversiones presupuestadas en Cataluña por parte del gobierno español. Margall ha reclamado la creación de un mecanismo que garantice el cumplimiento de estas inversiones y ha justificado el motivo por el que su formación no presentó una enmienda a la totalidad de los presupuestos: «No negociarlos no derribaría el régimen del 78».
