El programa educativo del AMB hace un salto hacia la cultura de la sostenibilidad

El PMES 2030 busca “sacudir” conciencias y potenciar la participación activa para generar pensamiento crítico

Un grup escolar participa en l’activitat ‘Coneguem les platges i les dunes metropolitanes’ del Programa Metropolità d’Educació per a la Sostenibilitat.

El Programa Metropolitano de Educación para la Sostenibilidad (PMES) del Área Metropolitana de Barcelona (AMB), conocido como Compartimos un Futuro, se mantiene en continua evolución desde su nacimiento hace más de 30 años y, además de destacar por su gratuidad y universalidad, también se distingue por el gran abanico de proyectos y actividades que incluye. La edición de este último curso 2021-2022 ha contado con 54.319 participantes, una cifra que se acerca mucho a los datos de antes de la pandemia, y, de cara al futuro más próximo, el AMB quiere potenciar todavía más el proyecto incluyendo nuevas metodologías y temáticas.

Este programa de educación ambiental es de los más antiguos de Cataluña, y se caracteriza para ser inclusivo y tener en cuenta la diversidad. De hecho, puede participar toda la ciudadanía: desde estudiantes de educación infantil hasta los de posgrados y másteres, así como familias, gente mayor y entidades y asociaciones. Las diversas actividades se enmarcan en seis esos temáticos -recursos y residuos, ciclo del agua, energía y cambio climático, movilidad sostenible, salud ambiental, y territorio, ecología y biodiversidad- y hay múltiples recursos educativos disponibles.

Estos incluyen desde actividades guiadas, como visitas a instalaciones y talleres, hasta recursos físicos y digitales como dosieres, aplicaciones interactivas, videos, etc. así como proyectos de Aprendizaje y Servicio (ApS). Según destaca la jefa de servicio de emergencia climática y educación ambiental del AMB, Ana Romero, entre todas las actividades destacan las visitas a las instalaciones de tratamiento de residuos y depuradoras por su “potencial educativo”.

Cómo explica Romero, “una visita a una instalación es una gran oportunidad para ver in situ el gran volumen de residuos que generamos y la cantidad de agua que se trata” y, al tratarse de actividades tan visuales, “generan un impacto en el visitante”. El AMB cuenta con varias instalaciones que pueden visitarse como ecoparques, plantas de valorización energética, plantas de triaje de envases y de residuos inorgánicos, y plantas de compostaje, y dispone de seis depuradoras visitables en el Prat de Llobregat, el Besòs, Montcada i Reixac, Gavà-Viladecans, Sant Feliu de Llobregat y Begues.

Este último curso, del mismo modo que otros años, las actividades que han tenido más demanda son las relacionadas con los temas de los residuos y del ciclo del agua. En este sentido, señala Romero, destaca el éxito de las visitas a la planta integral de valorización de residuos de Sant Adrià de Besòs, que dispone también de un ecoparque, y a la planta de triaje de envases de Gavà-Viladecans.

Con relación a la metodología ApS, la jefa de sección de educación ambiental de la AMB, Noemí Guinovart, señala que la oferta de proyectos de este tipo, en los cuales el alumnado analiza su entorno, ha crecido desde su inicio el 2015 y, actualmente “ocupan un nicho de contenido importante” dentro del programa. Concretamente, se distinguen tres tipos de proyectos Aps: los guiados, con sesiones planificadas previamente diseñadas y estructuradas por perfiles técnicos; los coproducidos, donde se parte de una necesidad específica del entorno y se diseña conjuntamente un proyecto técnico; y los autónomos, en los cuales el mismo profesorado imparte la sesión a partir de los recursos educativos del AMB disponibles, como fichas y actividades interactivas.

 

El nuevo PMES 2030

El programa Compartimos un Futuro pretende generar sentido crítico y hacer reflexionar los participantes sobre la importancia de la sostenibilidad, objetivos que el AMB quiere potenciar de cara al nuevo PMES -el PMES 2030- que seguirá la hoja de ruta marcada por los objetivos de la Agenda 2030 en materia de cambio climático y transición energética.

De hecho, el diseño de este nuevo programa se está haciendo a partir de las conclusiones que ha extraído el AMB de los proyectos de cursos anteriores y se pretende, principalmente, que suponga un salto de la educación ambiental hacia la cultura de la sostenibilidad.

En este sentido, el objetivo del AMB es conseguir que el 2030 tengamos “un territorio metropolitano formado por habitantes corresponsables y protagonistas de la transformación social y ambiental”, un cambio que quiere hacer posible a partir de las herramientas que ofrezca el PMES 2030.

El nuevo programa quiere mejorar el contenido, la metodología y los recursos empleados para que las experiencias sean más vivenciales y “agitadoras de conciencia”. Por eso, indica Guinovart, uno de los puntos a potenciar es fomentar la participación activa, es decir, “situar los participantes en el centro” para que se conviertan en una pieza clave en el desarrollo de las actividades.

Por otro lado, explica Romero, el AMB tiene la intención de incorporar en el nuevo programa 2030 un abanico más amplio de temáticas y retos ecosociales como la justicia climática, la transición energética, la economía circular, la moda sostenible y la emergencia climática. Además, apostará por metodologías innovadoras, para incluir más proyectos ApS y para fomentar la oferta y la participación de la ciudadanía fuera del ámbito formativo, como por ejemplo de la gente mayor, de colectivos en riesgo de exclusión social y de personas que participen en actividades de ocio.

El PMES 2030 facilitará en la población el cambio hacia la cultura de la sostenibilidad, dotándola de herramientas y conocimiento y apoderándola para que lleven a cabo cambios reales e inmediatos relacionados con el desarrollo sostenible.

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