¿Por qué Laporta selló la fuga de su ceo con una indemnización récord?

Joan Laporta

En el club del mundo más necesitado de rigor financiero y de austeridad, al menos según las catastróficas impresiones focalizadas por la actual junta de Joan Laporta sobre el balance de la anterior dirección, no pasa un día en que no salga a la luz alguna revelación sobre sus generosos actos de disposición.

Se sabe que Botafumeiro y Via Veneto, entre otros restaurantes, no sólo dispensan comidas y cenas sin estrecheces -al contrario-, sino que los servicios de catering hacen su agosto prácticamente cada día a partir de que el presidente Carpanta cruza la puerta de las oficinas.

No han faltado, también por parte de Laporta, los elogios, los aplausos y las celebraciones que el propio presidente ha dirigido a sus muchos amigos comisionistas, esos inestimables e imprescindibles colaboradores que cierran operaciones como la de Spotify los fichajes más caros del verano por no menos de 10 millones de intermediación cada acuerdo.

Ahora se ha conocido el coste de la liquidación del cuerpo de ejecutivos de Josep Maria Bartomeu, evaluado según la memoria en 2,3 millones, una limpieza con la finalidad de no dejar rastro alguno del paso por el club del anterior presidente. En volumen de personal y de coste, la llegada de Sandro Rosell en 2010 no se tradujo en una revolución ejecutiva, pues se aplicó un criterio de continuidad de los profesionales que acreditaran eficiencia y compromiso con los intereses del club. De hecho, Laporta rescató para su staff algunos ejecutivos que sobrevivieron sin problemas los once años de la administración de Rosell y de Bartomeu. Con esos 2,3 millones salieron indemnizados por lo menos una veintena de ejecutivos incluidos el CEO y los principales altos cargos del club.

Lo que llama la atención es que el gasto de liquidar al pequeño equipo de Ferran Reverter, el CEO fichado por Laporta para gobernar el club en el ámbito económico, financiero y operativo, aproximadamente cinco personas, ha sido de 3,3 millones. Es decir, una cifra del todo desproporcionada y exagerada si se tienen en cuenta las limpias anteriores.

La fuga de Ferran Reverter, que en principio se presentó como una renuncia al cargo, ha acabado siendo uno de los caprichos más caros de Laporta. No se explica ni se justifica que, tratándose de una dimisión, el club haya acabado pagando cifras de esta magnitud. Todo indica que se recompensaron espléndidamente esas cláusulas de confidencialidad que servirán para preservar los dolorosos y probablemente escandalosos secretos que se llevaron consigo Reverter y los suyos.

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