Este lunes ha arrancado la reforma de la Rambla de Barcelona después de múltiples años de retraso desde su aprobación en el pleno municipal, unas obras que se distribuirán en cinco fases y se alargarán hasta 2030, pese a las reclamaciones de vecinos y comerciantes para acortar los plazos. La remodelación se ha iniciado en la parte baja del paseo, en el tramo más cercano a Colón, y se prevé que esta primera fase dure un año y medio.
En la etapa inicial, la idea es alargar la Rambla hacia el mar y crear una nueva plaza entre las Drassanes y Colón, así como transformar la avenida de las Drassanes en una zona de estancia y replantar el arbolado. En total, los trabajos de las cinco fases supondrán al Ayuntamiento de Barcelona un gasto de 44,5 millones de euros.
El presidente de la entidad Amics de la Rambla, Fermín Villar, ha afirmado en declaraciones a La Xarxa que tanto vecinos como comerciantes están «contentos» de que comience la reforma del paseo, pero ha destacado que, al mismo tiempo, están «muy preocupados por el calendario», el cual consideran «absurdo». En este sentido, Villar ha señalado que otras obras similares como la supermanzana del Eixample o la reforma de la Vía Layetana tienen plazos mucho más cortos que el previsto para la Rambla, y que la comparativa, también en términos económicos, «es hiriente «.
