Las mujeres ganaderas abren nuevas líneas para hacer más viable la explotación

La producción de miel o el impulso del turismo rural complementan la gestión del ganado

Victoria Pascual, de 27 años, está impulsando, desde cero, la producción y la venta directa de miel en la explotación ganadera de sus padres en Malpàs, en la Alta Ribagorça. En la casa solariega ya tenían vacas de carne en intensivo y cabras para autoconsumo, pero cuando decidió incorporarse a la explotación familiar, emprendió una nueva línea de negocio que hiciera más fuerte el negocio ganadero impulsado por su padre.

En declaraciones a EL TRIANGLE, Victoria explica que estaba estudiando el grado superior de electricidad cuando su padre se puso enfermo, y ella decidió ayudarlE en la explotación. “Lo probé un año y vi que podía funcionar. El año 2020 me incorporé y desarrollé mi proyecto de las abejas”. Tiene 80 polillas, y hace dos años que se dedica a la venta directa de miel. “Lo hago vía Instagram, pero sobre todo boca-oreja. Hago buena miel y me piden más de la que produzco. A pesar de que el beneficio más grande son las vacas, hoy en día, confío que las abejas igualen o superen a las vacas, pero cuesta de arrancar”, indica la joven ganadera.

Actualmente, Victoria Pascual es la socia mayoritaria de la sociedad y su padre la ayuda en algunas tareas. Admite que ser mujer es complicado en el sector, pero que siempre ha contado con el apoyo de su padre. Según explica, “muchas veces cuando se tienen que hacer tratos lo van a buscar en él. Pero él les dice que quién manda soy yo, que él puede hacer de mediador, pero que lo tienen que hablar conmigo. Otras veces han ido a buscar a mi marido, pero él también los dice que él no lleva nada, que trabaja fuera y que si quieren algo tienen que hablar conmigo”.

Victoria tiene claro que quiere continuar creciendo. Está estudiando nuevos proyectos, como hacer un obrador, y también impulsar el turismo rural en sus tierras. Para hacerlo cuenta con el apoyo de la asociación Dones del Món Rural (Mujeres del Mundo Rural), donde otras compañeras le muestran otros modelos, nuevas experiencias y la ayudan ante situaciones a resolver. Para Victoria, “si solo es campesinado, es complicado. Si lo combinas con otras tareas u otros jornales, sí que es más viable”.

En el municipio de Olvan, en el Berguedà, María Àngels Capdevila, que es autónoma colaboradora, también ha impulsado una nueva línea de negocio a la explotación familiar de su marido. “Nos teníamos que modernizar y hacer nuestra propia línea. Por eso decidimos comercializar nuestro cordero. Somos ganaderos agricultores con ovejas, y el cordero lo vendíamos al mayorista. Decidimos cerrar todo el centro y, por lo tanto, vender de forma directa”, según explica a EL TRIANGLE.

María Àngels reconoce que cuando trabajaban para el mayorista no les salía a cuenta, porque el precio no era justo. Ahora, haciendo venta directa a restaurantes, tiendas y particulares, “vendemos a un justo precio”. Capdevila concreta que “ahora trabajamos a dos meses vista, porque antes ya los tenemos vendidos. Yo gano más y a ellos, a los clientes, les sale más a cuenta”. Además de la venta del Xai (cordero) de Ferreres, el negocio familiar también cuenta con tres pequeñas casas rurales, que complementan la parte ganadera.

A la explotación, ella y su marido trabajan igual, y se reparten las tareas según sus capacidades. María Àngels es economista y, por lo tanto, si se tiene que comprar maquinaria ella se encarga de buscar la mejor financiación. “Hago las gestiones más financieras”, según detalla. A veces, pero, se ha encontrado con alguna traba por el simple hecho de ser mujer. En una ocasión, según relata la ganadera, “hablamos con un vecino a quien le interesaba echar sus deyecciones en nuestras tierras. Mi marido le dijo que hablara conmigo para hacer un pequeño convenio por escrito para evitar confusiones. No quiso hablar conmigo, no me llamó y al final no se formalizó el acuerdo”.

El negocio familiar también cuenta con los dos hijos del matrimonio, que se están formando para trabajar en el sector primario. Uno de ellos es ingeniero agrónomo y está haciendo un máster, y el otro hijo tiene un grado medio de agricultura y ganadería. Según Capdevila, “ahora ellos tienen que pensar qué quieren. Enfocar nuevos caminos o nuevo emprendimiento”. Para la ganadera de Olvan, en el campo los márgenes son reducidos y hay que mirar muchas financiaciones. “Al poner el justo precio, no perdemos , pero…”, dice, pero hay factores que la hacen ser prudente, como el alza del precio del gasóleo, el encarecimiento del pienso o bien la reducción de la producción por el impacto del cambio climático.

Exiguas ayudas para la incorporación de los jóvenes
Un total de 613 mujeres pidieron la ayuda de primera instalación de jóvenes agricultoras entre 2015 y 2020, según el observatoridejoves.cat. A pesar de que los primeros años había mucha demanda, superando el centenar, en 2020 solo se registraron 60 peticiones. Los hombres son los principales demandantes, y ellas solo representan el 22%.

Según la responsable de mujeres de Unió de Pagesos, Raquel Serrat, “en relación con la ayuda se vende una cosa, pero la realidad es otra. Lo importe es muy pequeño. Te dan 30.000 euros y tienes que garantizar un compromiso de actividad durante cinco años”. Según añade, “para una persona que empieza de cero es casi imposible, porque cualquier tractor ya vale más dinero. La inversión es muy grande, y más si hay que buscar tierras o adquirir animales”. Serrat añade, pero, que”si es en el ámbito de la pareja y uno ya lo tiene puesto en marcha y el otro aprovecha para hacer una actividad complementaria, sí que puede ayudar.”

Para la ganadera Victoria Pascual, “las ayudas no son 100% fiables, porque lo que te dan, te lo sacan por otro lado. Con la incorporación, no puedes trabajar durante cinco años de nada más, es exclusivo. Por lo tanto, quieres crecer, pero necesitas un jornal complementario a principios del proyecto”.

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