Cuando Joan Laporta acuñó la frase, imperecedera e histórica, sobre la necesidad de gobernar el Barça «como si fuera una empresa familiar» no pretendía una lectura que contuviera ningún eufemismo.
Tiene en nómina a Marta Segú, su prima, como directora de la Fundación; a su hermana Maite Laporta, para vigilar al compliance officer, Sergi Atienza (otro que es como de la familia); y corre por el club la figura de su hermano Xavier, que se mueve entre los pasillos siempre con algo interesante que hacer, preferentemente ocupado en rematar esos muchos contratos que, por orden de la presidencia, deben resolverse correctamente, según el criterio y los intereses de esta área todopoderosa.
Ahora se ha unido a este clan, también como externo, uno de los hijos de Laporta, Guillem, según ha revelado con todo tipo de detalle el diario ABC con la pluma de su colaborador Salvador Sostres: «…y en nombre de Marcos Alonso negoció con el Barça Raúl Verdú, exjugador de las categorías inferiores del Espanyol y socio del hijo Guillem de Joan Laporta en la agencia de representación de Futbolistas Top Level Football 77, constituida por ambos el 18 de julio pasado y con domicilio en el número 1 de calle Extremadura de Sant Joan Despí».
Apelar a cierta prudencia en el comportamiento y la conducta de la directiva y de los ejecutivos del club, o más concretamente en el código ético del FC Barcelona, suena como a broma y disparate cuando el cabeza de familia y presidente, Joan Laporta, se va de fiesta a Tel-Aviv para celebrar la comisión de diez millones de euros que se ha embolsado Pini Zahavi, el representante de Robert Lewandowski, exsocio de Laporta, amigo y colaborador profesional, por el traspaso.
Por lo general, a la prensa, tan crítica con otro tipo de cosas -especialmente activa y concentrada en la administración de la anterior junta directiva-, le parece bien cómo se gestionan ahora estas operaciones que, como algunas palancas y otras actuaciones de Laporta y de su estrecho círculo, quedan en casa. Será porque prefieren este tipo de calidez y sintonía que otorga el parentesco. La familia es siempre lo primero en el entorno mediático del presidente azulgrana.
