¿Cuántas veces han dicho ‘puta España’ los oyentes de El Búnquer, la primera semana del nuevo curso?

Una. Los responsables de El Búnquer esperaron cuatro días para emitir la primera nota de audio en la que un oyente acababa gritando ‘puta España’. Los tres primeros días, Lluís Jutglar (Peyu), Jair Domínguez y Neus Rossell hicieron unos programas en los que no apareció ese insulto, porque optaron por censurarlo antes de emitirlo o porque los oyentes no lo dijeron.

El jueves 1 de septiembre, en El Búnquer pasaron una nota de audio de Víctor, de Menorca, quien, después de tocar una melodía con acordeón, se despidió gritando “¡puta España!”. Se escucharon rumores en el estudio y Peyu dijo “lo de puta España…”. Jair Domínguez le interrumpió: “Al tanto lo que dices”. Y Peyu siguió: “…no, quiero decir que está bien pero yo casi quizás empezaría a decir ‘puta Catalunya’, según cómo. Podemos ponerlo de moda también y decir ‘puta Catalunya’. Lo digo porque así los otros se tienen que callar”.

Domínguez sugirió que lo hicieran extensivo a otros países, como Islandia. Dudó sobre si la primera ministra que había tenido que hacerse una prueba de consumo de droga unos días antes era de Islandia o de Finlandia. Rossell intervino para decir que “Iceta va tranquilo. Nadie le ha pedido ningún test de drogas y va bailando”. Y Domínguez dejó caer que viendo la cara de Iceta podía deducirse que se drogaba.

Ferran, de Deltebre, en una nota de voz posterior, hizo una defensa de la fruta granada y se despidió diciendo “¡puta Catalunya Vella!”. El público lo recibió con aplausos y Peyu simuló sorprenderse: “¡Lo acababa de decir y mira!”. De momento, parece que lo tiene claro: habrá que alternar los ‘puta España’ con los ‘puta Catalunya’ “porque así los otros se tienen que callar”.

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