La presión sobre la North Central University (NCU) de California de gente vinculada a Citizen Lab, el organismo canadiense que publicó un informe bautizado como CatalanGate el pasado 18 de abril, ha logrado la expulsión de este centro universitario del investigador Jonathan Scott. El 4 de julio, Scott publicó en su canal de Twitter un informe de 60 páginas titulado “Descubriendo a Citizen Lab. Desmintiendo el CatalanGate‘, en el que denunciaba la falta de rigor académico de este organismo, que depende de la Universidad de Toronto. Recriminaba en este estudio que los responsables de Citizen Lab se negasen a suministrarle los datos a partir de los cuales habían llegado a la conclusión de que los teléfonos de 65 personas partidarias de la independencia de Catalunya habían sido sometidas a espionaje con los softwares maliciosos Pegasu y Candiru.
A raíz de la publicación del informe de Jonathan Scott se desató en Twitter un alud de críticas e insultos, muchos de los cuales procedían de gente vinculada a Citizen Lab. La campaña no sólo se desarrolló en Twitter sino que algunos de los que atacaban a Scott en esta red social también pidieron a la Comisión de Revisión Institucional (IRB) de la NCU que sancionara al autor de “Descubriendo a Citizen Lab. Desmintiendo el CatalanGate’. En una primera reacción, el director interino del IRB, David Hildebrandt, pidió a Scott que retirara algunos tuits que había escrito en discusiones con los defensores de Citizen Lab, cosa que él hizo, y le autorizó para que continuase su trabajo de investigación en la NCU. Los promotores de la campaña contra él no tuvieron suficiente con ello y exigieron una sanción más rigurosa y finalmente, Scott fue expulsado de la NCU y no podrá acabar ahí su doctorado.
Scott ha explicado en Twitter que la razón que le ha dado el IRB de la North Central University para expulsarle es que ha violado el código de conducta de este centro con sus tuits y con el informe sobre el CatalanGate de Citizen Lab. Todos sus esfuerzos por pedir más información a la dirección de la universidad y para poder defenderse de las acusaciones del entorno de Citizen Lab han sido inútiles. Responsabiliza especialmente de su expulsión a Runa Sandvik y Tarah M.Wheeler, cuyos mensajes en la campaña contra él en Twitter han sido retuiteados por John Scott-Railton, investigador senior de Citizen Lab.
El autor del informe que desvela la falta de rigor académico del laboratorio en el que trabaja Scott-Railton se hacía eco en Twitter del artículo publicado ayer en EL TRIANGLE sobre el sueldo que cobra Elies Campo como coordinador del CatalanGate. Campo, que es un activista independentista que se encerró en el colegio electoral del Casinet de Hostafrancs la noche previa al referéndum del 1 de octubre del 2017, ha cobrado 40.000 euros por este trabajo desde el 1 de febrero. En el artículo de EL TRIANGLE se informaba de que Campo está buscando más teléfonos de independentistas de los que poder afirmar que han sido espiados. Está preparando un CatalanGate2. Jonathan Scott se pregunta: «¿cómo se permite a un analista no forense, no informático o una persona no calificada académicamente «encontrar nuevos dispositivos móviles infectados?».
Su reclamación para que Citizen Lab haga público como confirma el espionaje de los teléfonos que dice detectar -reclamación que hacen también otros expertos en ciberseguridad- no tiene, desde hace unos días, el colchón de apoyo de la North Central University de San Diego . Los responsables de Citizen Lab están satisfechos y también los medios digitales independentistas que ahora han informado de la expulsión de la NCU de Jonathan Scott por hacer un informe sobre la falta de rigor académico del CatalanGate del que nunca habían hablado antes.
