El FC Barcelona es el club que ha aportado más candidatos a la lista del Golden Boy 2022, la distinción que reconoce al mejor jugador joven menor de 21 años del año del fútbol mundial. Los elegidos son Pedri, Ansu Fati, Gavi, Balde y Nico, este último recién cedido al Valencia como una de las primeras víctimas de la nueva filosofía de Laporta, que se ha vuelto tan galáctico como su mentor, gurú y referencia, Florentino Pérez, el presidente del Real Madrid.
La lista la integran un futbolista destapado por Ernesto Valverde, Ansu Fati, y cuatro ascendidos y consolidados por Ronald Koeman siendo todavía presidente Josep Maria Bartomeu.
Para Joan Laporta, aunque organizó un circo de blindajes y de presentaciones para Ansu Fati y Pedri con la única finalidad de atribuirse la paternidad de sus éxitos, esta es una situación insoportable.
Tanto es así que, a la vista de las circunstancias, Joan Laporta también ha aprovechado su verano más loco y disparatado para desmontar y difuminar como bloque esa herencia, tan real como la vida misma, de Bartomeu. Además de cerrarle el paso a Nico, un encargo que Xavi cumplió a rajatabla porque a él tampoco le interesaba darle galones a un futbolista llamado a relevar a Sergio Busquets, ha fichado a Lewandowski, Raphinha y Dembélé como titulares contra la progresión y el regreso de Ansu Fati y si ha ido a por Bernardo Silva también es para rebajarle los humos al representante de Gavi, Iván de la Peña.
Aunque se da por hecha su continuidad y su renovación desde hace meses, lo cierto es que si se cierra en las condiciones exigidas por su agente seguramente habría que revisar las de Pedri, Ansu Fati y Araujo.
Laporta prefiere seguir retrasando esa operación. Claramente se inclina por gastar el dinero que no tiene en un suplente del City antes que priorizar y asegurar la continuidad de Gavi, que sí tiene grandes ofertas sobre la mesa por si las cosas se acaban torciendo.
Xavi también ha recibido y aceptado instrucciones de frenar la carrera de Araujo en una decisión incomprensible en lugar de confirmarlo como relevo de Gerard Piqué, cuando menos como hombre de cierre con un enorme margen de aprendizaje y de mejora. Xavi quiere a Koundé para ese puesto, tiene a Christensen y a Éric Garcia para acompañarlo y a poco que puede está situando al central uruguayo como lateral derecho, de momento con la excusa de que no llegan refuerzos en forma de laterales.
Resulta triste comprobar que desde la cúpula directiva y técnica del club, Laporta, Alemany, Jordi Cruyff y el propio Xavi Hernández, se ha aprobado un plan para desmantelar y desaprovechar esa nueva generación de oro de la Masia con la que los socios y aficionados se habían ilusionado tanto a la espera de refuerzos clave en las posiciones que lo necesitaban.
Lo más decepcionante sin duda es que Xavi se haya prestado a un juego que va en contra de su propia experiencia y trayectoria en el club.
