¿Fuego en el bosque? No nos lo quitamos de la cabeza…

Un joven habla a cámara dejando una colilla encendida sobre su propia cabeza mientras empieza a advertir sobre los peligros de dejarla en un bosque. En unos segundos, empieza a salir humo de su cabello, hasta que retira la colilla y exclama: “Foc al bosc? Treu-t’ho del cap” -“¿Fuego en el bosque? ¡Sácatelo de la cabeza!”-. La idea, genial, es del publicista Lluís Bassat, y respondía así a la campaña de sensibilización contra los incendios forestal que a finales de los ochenta le encargó la Generalitat. Partía de la base de que “si un país fuera una persona, el bosque sería evidentemente el cabello” –El libro rojo de la publicidad. Treinta y tantos años después, el pelo del joven sigue humeando…

Desde la restauración de la Generalitat, hace 45 años, cuando la conselleria se llamaba de Agricultura i Ramaderia -ahora, de Acció Climàtica, Alimentació i Agenda Rural-, ni Josep Roig, ni Josep Miró y Ardèvol, ni Joan Vallvé, ni Francesc Xavier Marimon, ni Josep Grau, ni Antoni Siurana, ni Jordi William Carnes, ni Joaquim Llena, ni Josep Maria Pelegrí, ni Jordi Ciuraneta, ni Meritxell Serret ni ahora Teresa Jordà, ni sus respectivos presidentes, Josep Tarradellas, Jordi Pujol, Pasqual Maragall, José Montilla, Artur Mas, Carles Puigdemont, Quim Torra y ahora Pere Aragonès, han sabido o querido afrontar en serio la problemática de los incendios forestales en Catalunya.

Cataluña tiene cerca de dos millones de hectáreas de superficie forestal, lo que significa más del 60 por ciento, uno de los mayores porcentajes de la Unión Europea. Ayer se nos quemaban más de 1700 hectáreas del Pont de Vilomara, en el Bages, y anteayer 1600 de Santa María de Miralles, en el Anoia, y, con el calor que hace, mañana, veremos quién es el elegido… Lejos de sacarnos el fuego de la cabeza, como reclamaba Bassat, parece que hemos decidido meterlo un poco más cada año. Leía en una pancarta que los incendios se apagan en invierno, pero en invierno nadie está por la labor y en verano vuelven las lamentaciones, y así en bucle hasta que sea demasiado tarde. Está bien que la Generalitat dé cruces de Sant Jordi a pastoras como la Marina Vilalta -de 95 años-, pero estaría mejor que el Govern diera ayudas a los campesinos para tener una masa forestal preparada ante posibles incendios. Sabemos lo que debemos hacer, pero no lo hacemos, ¿por qué? Como escribe John Scalzi en The Android’s Dream: “Los humanos nunca dejan de divertirme y sorprenderme. Todos están tan ocupados atendiendo a su propio árbol que no ven que todo el bosque está ardiendo”.

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