La campaña de JxCat para defender a capa y espada a su presidenta y presidenta del Parlament, Laura Borràs, se acerca a la obsesión. Como que desde dentro de Junts mismo hay quién duda que la formación tenga que ligar su futuro al de Borràs y que su caso sea más una persecución ideológica que un episodio de chanchullismo, la maquinaria del equipo de la presidenta se puso en marcha.
Para evitar malentendidos, forzaron las caras visibles del sector que lidera Jordi Turull a mostrarle una adhesión incuestionable en público y en las redes. Después, por iniciativa de la misma Borràs, se creó un “grupo de apoyo”, formado por su equipo más estrecho en el partido y en el Parlament, que se ha dedicado a presionar gente de dentro y fuera del partido para que firmen un manifiesto de defensa de la presidenta, hasta conseguir que algunos se quejaran internamente.
Y finalmente Borràs quiso que montaran un acto para agradecer estos apoyos, a pesar de que el acto acabó siendo un homenaje a su figura y una loa a sus virtudes, aparte de negar las acusaciones que se le imputen en el presunto caso de fraccionamiento de contratos. Así, Borràs quiso montar un acto que sirvió para apoyarle y defenderla, y donde el momento estelar fue su aparición.
