¿Por qué el Barça de Laporta no defiende la igualdad de género?

La Fundació Barça, ahora bajo la recuperada visión indefinida de la prima del presidente, Marta Segú i Estruch, avanza en esa dirección paralela a la de la junta, orientada a priorizar aquellos intereses personales por encima de los del club y de extender políticas de represión sobre el pasado, a veces de forma tan insensible y despótica que produce escalofríos.

Muestra de estas actuaciones alineadas con el supremacismo y el autoritarismo del presidente Laporta y de su junta, Marta Segú acaba de decidir el despido inminente de una trabajadora de la Fundació que, por causa de maternidad, había disfrutado del permiso laboral correspondiente. Cuando finalizó este periodo y comunicó al club que ya podía reincorporarse a su puesto de trabajo, la respuesta fue que ya no era necesario que pisara siquiera la oficina de la Fundació. Fue directamente redirigida al departamento de recursos humanos donde le esperaba el finiquito.

Nada nuevo en la conducta de un presidente y de su equipo “familiar”, excluyente y sectario, que no ha destacado precisamente por defender el papel de la mujer en el club, empezando porque la candidatura de Joan Laporta fue la que menos directivas propuso, sólo una, la de Elena Fort, por su parte acostumbrada a convivir con el carácter sexista y descontrolado de un presidente como Laporta, que ha tenido más de un problema por tener la mano demasiada larga.

Fue Elena Fort la que salió públicamente a mentir sobre el episodio del tocamiento inapropiado de Laporta a una socia en la tarde de las elecciones del 7 de marzo de 2021, alegando que si Laporta se le acercó demasiado fue porque esa barcelonista le estaba pidiendo trabajo. A las pocas horas, la socia negó esa versión y declaró que ya tenía un trabajo estable.

Otra de las represiones contra el papel de la mujer en el club fue desmantelar de buenas a primeras el Grupo Edelmira Calvetó, que venía generando, con independencia de la junta, una dinámica de promoción, respeto y avance de las mujeres barcelonistas en todos los estamentos del club, incluida la observación sobre la cuota de trabajadoras y sus condiciones de trabajo y salario.

Laporta y Fort se lo cargaron de un plumazo, eso sí apuntándose los últimos al carro del fútbol femenino, con estrategias de márqueting facilonas y populistas, cuando lo cierto es que Elena Fort nunca había ido como espectadora al Femení hasta que no fue directiva y que Laporta, en campaña electoral, se burló de sí mismo porque no era capaz de reconocer ninguno de los nombres de las jugadoras destacadas que ganaron el Triplete la temporada 2020-21.

Laporta lo celebró con todas las limitaciones posibles, recién llegado a la presidencia, mientras que en la temporada siguiente ya había organizado anticipadamente una rúa para festejar la conquista de esa segunda Champions que finalmente le arrebató el Olympique Lyon con un baño de realidad. Desde entonces, Laporta no ha dicho una palabra en público sobre el Femení.

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