La estructura del salario

La actual tasa de inflación incrementa el coste de la vida y deteriora el poder adquisitivo, más el de los que menos tienen. Nos empobrece a casi todos y aumenta la riqueza de grupos económicos y sistemas financieros fuera de control. Con el dinero disponible, podemos comprar, invertir y ahorrar menos.

Algunos creen que eso lo regula la mano invisible del mercado, contra la que nada se puede hacer, sin perturbar el sistema. Se complica con una de las guerras, en la que no se sabe si estamos. Suben los precios, especialmente los de la energía y los alimentos. Dicen que por lo de la oferta y la demanda, que aún no habían variado cuando empezaron a subir.

Así las cosas, los trabajadores y jubilados, pretenden que se les aumente el salario y la pensión, ya que la disrupción tecnológica, la automatización mecánica y la informatización electrónica, más la mejora en la organización industrial y la logística, incrementan la productividad de forma exponencial.

Los que aumentan los precios dicen que, evitar el deterioro de salarios y pensiones, obligaría a seguir aumentándolos y eso perjudicaría a la economía. Se propone un pacto de rentas: moderación de beneficios y salarios. Pero sería inadmisible si pretendiese controlar los beneficios, sagrada libertad del sistema, como beber cañas en Madrid. En cambio, los salarios sí se pueden controlar, con no aumentarlos…

El salario comprende la totalidad de las percepciones económicas de los trabajadores por cuenta ajena. Por la prestación profesional de servicios laborales. El trabajo efectivo y los periodos de descanso computables como de trabajo.

La estructura salarial es fundamental, concreta qué se retribuye y por lo tanto qué se fomenta. El salario base en función de los conocimientos y experiencia profesional del trabajador. Los otros complementos minoritarios según las circunstancias personales, el trabajo realizado y los resultados de la empresa, de acuerdo con lo que se haya pactado.

Sin embargo, se procura independizar el salario de las cualidades profesionales del trabajador y que se refiera a causas ajenas a él, como los requisitos mínimos exigibles para desempeñar el puesto de trabajo, simplificado al máximo posible.

La promoción irá dejando de depender de la mejora en la capacidad y experiencia profesional, sustituida por el simple transcurso del tiempo. En la negociación del convenio colectivo de la Seat, la patronal propone reducir en 2 años el plazo para acceder a un grado superior de retribución (de 30 a 28 años para obtener la letra E) (el nivel 9 de 20 a 18 años), los sindicatos lo consideran un avance y aspiran a una mayor reducción.

Evolucionamos de primates a humanos buscando las formas y los instrumentos que nos facilitasen saciar necesidades y expectativas. La evolución del cerebro, al ponernos en pie y empezar a utilizar las manos, permitió incrementar continuamente los conocimientos, para idear medios que nos facilitasen el trabajo y la mejora del producto obtenido. El remanente se intercambia o se vende. También hay quien se adueña de él mediante la fuerza o el engaño.

La primera revolución industrial conllevó un cambio de paradigma. El artesano pasó a ser obrero al tener que vender su trabajo en vez de vender su producción. Perdió el poder hacer, pero conservó el saber hacer.

Arrebatarle al trabajador sus conocimientos profesionales o hacerlos inocuos para la producción ha sido una constante. Se concretó inicialmente en lo del “cerebro en la oficina y el brazo en el taller”. Ahora el salario deja de depender del estatus profesional, que va desapareciendo, para referirse al nivel del puesto que se diseña. La promoción salarial se desvincula del progreso profesional.

Aunque los algoritmos marcarán las pautas, nos podremos ver estupendamente a través del metaverso. La realidad virtual nos librará de cualquier esfuerzo de superación. Autoestima individualizada.

Hace tres años, la Comisión Mundial sobre el futuro del Trabajo de la OIT dijo: “Más allá de satisfacer nuestras necesidades materiales, el trabajo puede contribuir a darnos una sensación de identidad, de pertenencia y de propósito. También amplía el abanico de opciones que se nos presentan y nos permite vislumbrar un futuro más optimista.”

Parece ya tan lejano.

Susana Alonso
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