Dos ‘víctimas’ del ‘CatalanGate’, que son pareja, se contradicen en cómo supieron que les espiaban

Jordi Baylina dijo en ‘FAQS’, en abril, que Elies Campo le pidió su teléfono móvil para analizarlo, y su compañera, Sònia Urpí, afirma que fue a raíz de las revisiones periódicas que hacía de su teléfono móvil

El sector independentista que quiere sacar provecho político y judicial del informe CatalanGate presentado por el laboratorio canadiense de investigación en tecnología y derechos humanos Citizen Lab intenta ocultar desde cuándo disponía de los datos que se difundieron el pasado 18 de abril. Que no les cogió por sorpresa la publicación de este informe, según el cual 65 partidarios de la independencia de Catalunya fueron espiados entre los años 2017 y 2020 con el software Pegasus, lo demuestra que Òmnium Cultural y la Assemblea Nacional Catalana (ANC) habían creado el portal catalangate.cat en Internet el pasado 10 de enero en una web dada de alta el 14 de diciembre de 2020 con el nombre de dialogueforcatalonia.com. Pero la voluntad por esconder que se ha congelado esta información hasta que se ha considerado que se sacaría más provecho político y judicial ha dado lugar a situaciones absurdas, como, por ejemplo, la contradicción entre dos víctimas del espionaje, que son pareja, sobre cómo se enteraron del espionaje.

Jordi Baylina y Sònia Urpí son los miembros de esta pareja. Ambos son miembros de la ANC. Ella fue elegida miembro del Secretariado Nacional de esta plataforma independentista en junio del 2020. Baylina es un programador especializado en Blockhain que se ha reunido con el expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont en Bélgica para tratar de cuestiones relacionadas con cómo conseguir que Cataluña sea un país digitalmente independiente.

Cuando Citizen Lab publicó su CatalanGate simultáneamente con la aparición en la web de Òmnium y la ANC, el programa FAQS de TV3 invitó a dos asesores de Puigdemont en el ámbito de las tecnologías digitales. Primero llevaron al estudio a Elies Campo, el 23 de abril, sin el que el CatalanGate no habría sido posible, según aseguró la entonces presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie. EL TRIANGLE publicó que Campo había mentido en su currículo diciendo que era un alto cargo de Telegram Messenger y desde entonces ha desaparecido de los medios de comunicación.

Jordi Baylina acudió la semana siguiente a FAQS y explicó que en 2011 había creado una empresa, que tuvo que pagar una multa a Hacienda porque no recibió un mensaje y que en 2020, en plena pandemia, había recibido un correo electrónico de Hacienda que abrió recordando su experiencia anterior con esta administración. Para esclarecer el contenido del mensaje explicó que, incluso, fue a Madrid a reunirse con un representante de Hacienda y que, al final, resultó que el mensaje era falso. Unos meses después, según siguió contando a FAQS, su amigo Elies Campo le dijo que a él le estaban intentando espiar con mensajes parecidos. Le pidió el teléfono y así descubrió que le habían infectado con Pegasus.

Sònia Urpí, en uno de los vídeos que ha difundido la ANC bajo la etiqueta #CatalanGate, lo explica así: “si no recuerdo mal fue en julio del 2020 a raíz de una llamada a mi pareja, que se dedica a temas de tecnología y, de vez en cuando, le revisan el móvil por un tema de seguridad de ellos. Encontraron que le habían infiltrado un programa que estaba atacando su seguridad”. Baylina recuerda una cosa y Urpí otra.

La memoria no es el fuerte de este especialista en cadenas de bloques y criptomonedas. Cuando la presentadora, Cristina Puig, le preguntó desde cuando sabía que aparecía en la lista de los espiados farfulló un poco para acabar contestando que “cinco, seis meses, a lo mejor un poco más”. Y cuando le pidió cuántas veces se había reunido con Puigdemont en Bruselas dijo que “a lo mejor, dos o tres veces”.

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