¿Por qué el Barça ha sufrido el efecto de dos pandemias?

Eduard Romeu

Si se habla de Barça y de economía resulta difícil superar el nivel de surrealismo y de fingida ignorancia del cóctel Lluís Mascaró y Eduard Romeu en una entrevista publicada por el diario Sport, en la que el vicepresidente de Joan Laporta afirmaba que aceptar el dinero de CVC a través de LaLiga impulso “era dejar el club peor de como lo recibimos”.

El periodista, ajeno por completo a la realidad y el más mínimo conocimiento del club, encajó ese comentario impertérrito, como si haber cogido el Barça con un patrimonio neto positivo de 30 millones, heredado de Bartomeu, y darle la vuelta en unos meses apenas, hasta fijar un saldo negativo de 451 millones respondiera sinceramente a esa máxima de no empeorar las cosas. Alucinante reflexión por parte de Romeu y no menos inquietante el encaje del director del diario Sport, espada flamígera del laportismo más radical.

También produce escalofríos la respuesta de Romeu a la pregunta tópica sobre las urgencias del club y la necesidad de cerrar el ejercicio sin nuevas pérdidas. “Es una de nuestras prioridades. Tras tres ejercicios seguidos con pérdidas, hay que revertir la situación”, responde, también sin la puntualización del periodista pues el Barça no ha cerrado los tres últimos ejercicios con pérdidas, sólo el 2019-20 y el 2020-21 a menos que Romeu ya dé por hecho, como así será inevitablemente, que también la 2021-22 arrojará un déficit.

Entonces ya serán tres, efectivamente, y el segundo año consecutivo que su junta, la de la Laporta, presentando números escandalosamente rojos.

Claro que Eduard Romeu ya ha sido cazado en diferentes y flagrantes errores, intencionados o no, como haber afirmado que la masa salarial del Barça es de 560 millones cuando es de 470 millones y que la del Madrid se queda en 400 millones, cuando es superior a los 500 millones. Laporta lo ha enviado a pasearse por las redacciones para manipular a la opinión pública barcelonista de cara a la asamblea del día 16.

El propio Romeu reconoce haber cavado su propia tumba cuando se refiere a esa parte de las pérdidas fabricada por ellos mismos al anticipar amortizaciones de jugadores: “Sabíamos que era un ejercicio atrevido, pero era necesario hacerlo para tener la foto exacta. Fueron 160 millones en devaluaciones”, admite en esa misma entrevista.

Su relato puede incluso llegar a ser conmovedor por lo que tiene de desesperado, de alguien plenamente consciente que sólo actuando como lo hace Laporta, diciendo barbaridades catedralicias, la prensa colaboracionista las reproduce sin rechistar y los socios se lo creen. “La situación económica sigue siendo crítica, pero la ventaja respecto a hace un año es que sabemos dónde estamos y tenemos el problema detectado. Sabemos cuál es el drama”, asegura.

Desde luego, si el problema es la propia junta de Laporta y su demostrada negligencia, el diagnóstico sería el correcto. Al Barça le ha tocado sufrir el efecto de dos pandemias, la de la Covid y la del efecto Laporta. Pero Romeu no va por ese camino, sólo cumple su triste papel de escudero y chico de los recados para lo que haga falta, en este caso para embaucar a los socios compromisarios, si bien el control de la asamblea telemática asegura obtener el resultado que la junta quiera pues no existe la menor garantía de seguridad, imparcialidad o fiscalización del escrutinio de los votos.

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