La igualadina Judit Guàrdia, que se estrenaba el miércoles como diputada de Junts en el Parlament de Catalunya, sustituyendo a Elsa Artadi, que ha abandonado la política. Novata, la filóloga cometió sin abrir boca su primer resbalón político. Fue en el debate sobre la nueva ley del catalán en la escuela, tras la intervención del diputado de la CUP, Carles Riera, quien criticó con contundencia la iniciativa que, a su juicio, va en contra de la inmersión lingüística, Guàrdia se sumó a los entusiastas aplausos de la bancada de los cuperos.
Era su primer día y la juntista iba despista. A su favor también se podría añadir que se sienta en el hemiciclo justo por delante del grupo parlamentario de la CUP. Todo ello hizo que se soltara y aplaudiera con pasión la crítica intervención de Riera. Lo hizo hasta que sus compañeros de escaño, con un codazo, le llamaron la atención, pidiéndole que dejara de aplaudir. Y es que el éxito de la ley ya ha sido suficientemente difícil de alcanzar, especialmente por las dudas planteadas por la formación de Guàrdia, Junts.
Aunque se tratara de un resbalón, juntistas como el expresidente de la Generalitat, Quim Torra, o el exvicepresidente del Parlament, Josep Costa, debían de sentirse representados por los aplausos de Guàrdia. Torra, crítico con el pacto de ERC, Junts, PSC y comunes, escribía el mismo miércoles en Twitter el siguiente mensaje: “El día de hoy, incluidas las vergonzantes declaraciones del sr. Rufián, es una auténtica derrota para todo el independentismo. Me atrevo a pedir a todos una reflexión profunda y catártica”. En la misma red social y con el mismo espíritu, Costa decía: “Cortinas de humo aparte, la noticia de hoy es la aprobación de la ley que deroga la inmersión y oficializa al castellano como lengua de enseñanza. No lo digo yo, lo dice el CGE por unanimidad: la ley cumple perfectamente con la sentencia de TC contra el Estatut. 100% de obediencia”.
