Andalucía, ¿de nuevo trampolín de Vox?

En las elecciones andaluzas del 2018, Vox, que hasta entonces era extraparlamentario, irrumpió en el Parlamento con 12 diputados y facilitó con su apoyo la investidura del popular Juan Manuel Moreno Bonilla, un gobierno de coalición del PP con Ciudadanos, después de que éstos aceptaran algunas de las condiciones de Vox. Dos meses después se convocó en Madrid la manifestación contra las negociaciones que tenía Pedro Sánchez con la Generalitat y los partidos independentistas, donde se pidió a Sánchez, que había llegado a Moncloa con la moción de censura, que convocara elecciones. La manifestación pasó a la historia como la de la “foto de Colón”, con Abascal, Ortega Smith, en pie de igualdad junto a Pablo Casado, Javier Maroto, Inés Arrimadas, Begoña Villacís y otros muchos dirigentes del PP y Ciudadanos.

El trifachito que había nacido en Andalucía, que hacía que si las tres derechas se unían podían acabar con los gobiernos de izquierdas, tomaba fuerza. Desde entonces, a ayuntamientos y parlamentos autonómicos Vox apoyó a cambio de algunas concesiones programáticas a gobiernos de coalición del PP y Cs donde no entraba. Todo cambió con las elecciones de Castilla y León del 13 de febrero, a las que Vox se presentó anunciando que no regalaría el gobierno al PP, y que si quería gobernar sólo podría hacerlo dejando entrar a Vox en el ejecutivo. Así fue, y el popular Alfonso Fernández Mañueco fue investido al formar un gobierno de coalición donde el candidato de Vox, Juan García Gallardo, fue nombrado vicepresidente, y Vox ocupó las carteras de Cultura y Turismo, Agricultura e Industria y Empleo. Fernández Mañueco sigue controlando el gobierno al no dar competencias ejecutivas a García Gallardo.

Ahora, en las elecciones andaluzas del 19 de junio, Vox ha presentado, no un desconocido de perfil bajo como García Gallardo, sino un peso pesado del partido, Macarena Olona, ​​que fue portavoz del partido en el Congreso. Y si el PP no logra, como parece, la mayoría absoluta y tiene que pactar con Vox, Olona no se conformará con una vicepresidencia sin competencias. Esto ocurre en un contexto en el que, pese a quedarle a Pedro Sánchez un año y medio de legislatura, su mayoría de investidura y el apoyo de ERC se tambalean cada día después del caso Pegasus, y en el que el PSOE ha necesitado en estas últimas semanas el apoyo del PP de Alberto Núñez Feijóo en varias votaciones.

Feijóo querría dar un rumbo al PP distinto al de Casado, que un día abrazaba a Vox y al día siguiente lo repudiaba. Y por otra parte siempre ha reconocido que en España existen nacionalidades o sentimientos nacionales distintos. En Galicia, tanto con Fraga como con Feijóo, el conocimiento del gallego ha sido un requisito para acceder a muchos trabajos en la administración. Esa supuesta discriminación a la que el PP no puso reparos sacudió primero a Ciudadanos con Albert Rivera y después a Vox. La exigencia de conocer la lengua cooficial para acceder a trabajar en un ayuntamiento o en la administración autonómica, la Xunta de Galicia que presidía Feijóo siempre la había aplicado. Y el rechazo a esa exigencia está en el ADN de Vox.

Según sean los resultados en Andalucía, Sánchez puede tener los meses contados en la Moncloa. Lamentablemente, nada hace pensar que se pueda dar la vuelta a las encuestas y que haya una mayoría de izquierdas, entre otras razones porque a la izquierda del PSOE, el entorno de Podemos y sus escisiones y reagrupamientos, con las candidaturas de Por Andalucía y Adelante Andalucía, en espera de que Yolanda Díaz dé el paso de intentar salvar el espacio a nivel de España, reproducen los errores que convirtió a partir del año 2000 la formación Izquierda Unida en Izquierda Hundida.

Asumiendo que el PP presidirá la Junta, uno no sabe si la opción menos mala sería, como parece que quiere Sánchez, que Moreno Bonilla presida la Junta con Olona de vicepresidenta para decir que el PP de Feijóo gobierna y legitima la ultraderecha, o que el PP se niegue a poner a Vox en la Junta, arriesgándose a la repetición electoral. Hay quien dice que es posible que el PP tenga la mayoría absoluta y pueda gobernar en solitario. Parece poco probable porque Vox, con Olona, ​​va muy fuerte, convencido de que el 19 de junio comienza un nuevo ciclo.

Susana Alonso
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