Y no pasa nada

«Y no pasa nada». Lo oyes  comentar después de determinadas noticias o informaciones. Y lo oyes decir a personas de bandos diversos, a veces contrapuestos.

“¿Has visto que han asesinado en Pakistán a dos chicas de Terrassa porque no se querían casar con los hombres que les habían asignado familiares suyos?”. Y no ocurre nada. “¿Has visto que los talibanes obligan a las presentadoras de televisión a ponerse un velo que les tapa la boca?”. Y no pasa nada. “¿Has visto que un chico de 19 años ha matado a tiros a 19 niños de entre 7 y 10 años en una escuela de Texas?”. Y no pasa nada. “¿Has visto que la Asociación Nacional del Rifle cree que la solución contra masacres como ésta es que los profesores vayan armados en clase?”. Y no pasa nada. «¿Has visto la guerra de Ucrania?». Y no pasa nada. “¿Has visto que más de 800 millones de personas pasan hambre en el mundo y que la guerra de Ucrania puede aumentar mucho más esa cantidad?”. Y no pasa nada.

Y a nivel más casero, igual. «¿Has visto lo del espionaje a los independentistas?». Y no pasa nada. “¿Has visto a Puigdemont negociando con emisarios rusos que ofrecen apoyo a la independencia a cambio de enviarnos 10.000 soldados y convertir a Cataluña en un paraíso fiscal?”. Y no pasa nada. “¿Has visto que en TV3 salen unos humoristas que gritan ‘puta España’ cada dos por tres?”. Y no pasa nada. “¿Has visto que la presidenta de la Comunidad de Madrid quiere eliminar el término ‘nacionalidades’ de la Constitución?”. Y no pasa nada. “¿Has visto que el gobierno español vende armas a Arabia Saudí y que se utilizan en la guerra de Yemen?”. Y no ocurre nada. “¿Has visto qué cierra lo del Rey?”. Y no pasa nada.

Cuando alguien comenta esto ante mí, tengo la costumbre de preguntar qué cree lo que lo dice que debería pasar. La respuesta es que no ocurra lo que ha pasado. Y la siguiente pregunta es “¿Qué hacer para que esto no pase?”.

Hay respuestas concretas. “Esto con la independencia no pasaría”. “Hay que echar a los talibanes del poder en Afganistán”. “Hay que acabar con la Monarquía”. “Se tiene que nombrar un director de TV3 que le devuelva su función de medio de comunicación público”. “Debe prohibirse la venta de armas en los comercios de Estados Unidos y a los países que las utilizan en guerras de agresión”. “Hay que echar a Isabel Díaz Ayuso de la presidencia de la Comunidad de Madrid”. “Ningún país debería tener unos servicios secretos que espiaran de forma indiscriminada”…

Y así con todo.

Existe el riesgo de que la frustración ante la falta de respuesta frente a hechos que consideramos intolerables lleve a la inacción. «No hay nada que hacer», «nada cambiará nunca», «mandarán los de siempre», «los poderosos no renunciarán nunca a sus privilegios»,… oímos decir. Me resisto a dar todas las batallas por perdidas. De vez en cuando pasan cosas como respuesta a tantas injusticias. Y si pasan es porque ha habido gente que ha puesto todo su empeño en ello. Gente que no ha dado por inevitable que no ocurra nada. Cuanta más de ésta haya, mejor.

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